domingo, 13 de septiembre de 2015

Y por fin... el regreso.

Pues bien, estábamos en Roma..
- Pero ¿¿sigues con esa historia? Tú ¿cuánto tiempo has estado en Roma? ¿Tres meses?
- Psíiii, más o menos, tres días a principios de verano, pero como no había terminado de contarlo...pues ... me he dicho...
- Te lo tomas con calma ¿eh?

Acallemos esta exigente voz interior y volvamos del verano para contar cómo volvimos de Roma (bien traído ¿Eh? ¿Sí? ¿No? Voz interior ¿tú qué dices?).

Antes de nada, he de contar que mi hermana-sister tiene un poco de claustrofobia y hace ya tiempo le recomendaron que si empezaba a sentir agobio en una situación en la que no pudiera salir al exterior (como viajar en un avión, verbigracia) lo que tenía que hacer era entretenerse con algo: lectura, un crucigrama, la construcción de una Torre Eiffell con palillos.

Lo de la construcción de la Torre Eiffell con palillos (a pesar de sus grandes posibilidades artísticas y el reto de hacerlo con turbulencias) no la llenaba, se ha decidido por la escucha activa del género chico, y cuando va conmigo, me paso medio viaje cantando zarzuelas.

En el trayecto a Nueva York, le canté La del Manojo de Rosas entera, y medio Agua, Azucarillos y Aguardiente. Al bajar del avión, nos pidieron un bis, que conste.

Eso y que nos volviéramos en otra compañía, no sé por qué.

Y dos cosas quiero dejar claras, una que no canto nada mal, de hecho soy como un ave canora, canora canta canora, no (si no lo digo, reviento).

Lo que pasa es que nunca he entendido bien lo que dicen  y solo canto cosas como "Por el humo se sabe dónde el fueeeeego, y el eeeeh eeeeoooooooooo" y "Hace tiempo que vengo al taller y no sé a qué vengooo, nanino naninooo, ninoooooo"

Imaginad un viaje trasatlántico oyendo a una tía cantando "Lalala laaaaa eeeh, de la Paloma..., eeeoooo de la China-na"

La segunda es que todo es una cochina mentira, no lo de la claustrofobia, ni lo de que me solo me sepa lo del fueeeegooo, sino que se me ocurra ponerme a cantar zarzuela en un vuelo.

Y es posible que lo del ave canora tampoco sea del todo cierto.

Y que conste que eso no significa que una servidora no vaya llevando su patria allá por dónde va, como la primera vez que viajé en avión, que al aterrizar en Amsterdam los auxiliares de vuelo se despedían de los pasajeros diciendo:
- Good byyyye
- Bye byyye
Y cuándo pasé yo, dijeron:
- Ta'luego

Que dije yo:
- ¿Tanto se me nota que soy española? Si lo sé no me traigo la bata de cola. Y me bajé cantando "De España vengo, soy española"

Pero volvamos a Fiumiccino o mejor dicho, volvamos al hotel, cuando estábamos esperando al transporte (o transfer, si eres de los que dicen running) del propio hotel que habíamos contratado para que no nos volvieran a tomar el pelo como a la ida.

Ahí estábamos, esperando al coche en el recibidor del hotel, rodeados de maletas y con una de esas conversaciones filosóficas de esperar para volver a casa:

- Bueeeno, pues ya se ha acabado ¿eh?
- Pues sí, pues sí.
- Y esta noche, ya en casa.
- ¿Alguien lleva las tarjetas de embarque?
- Hay qué ver qué pronto acaba lo bueno.
- Ya lo decía Jorge Manrique
- Sí, era mucho de olvidarse la tarjeta de embarque, Jorque Manrique.

En esto apareció ¿el conductor? No, hombre, mi hermana que se había ido al baño hacía un buen rato y volvía transida.

- Pero ¿No habéis visto que hace media hora que me había ido? ¡¡Me he quedado encerrada en el baño!!

Qué baño más cariñoso, oye, no nos dejaba marchar. Nos despedimos de él con lágrimas en los ojos (sobre todo porque seguíamos sin encontrar las gafas de sol), y le dimos nuestro facebook y el whatsapp.

Es majo, está bien que mantenga el contacto aunque, la verdad, manda unas fotos que dejan mucho que desear.

En fin, que después de este último secuestro sanitario, por fin salimos camino al aeropuerto, donde llegamos sin ningún inconveniente. Y donde empezó una de esas esperas eternas de un avión que llega con retraso (un vuelo que sale con retraso, lo nunca visto ¿verdad?)

Cuando por fin llegó, ya casi-casi-casi habíamos olvidado el viaje, menos a nuestro querido amigo el baño cariñoso, que ese es inolvidable.

Yo, cuando avanzábamos por esa pasarela que une el aeropuerto con el avión que al parecer no se llama finger y es como lo del running, pero que pienso seguir llamando finger porque "pasarela-que-une-el-avión..." es un pelín largo, mi hermana me dijo:

- Sister, cuéntame una película.

Que es la señal convenida para que yo empiece a largar por esa boquita, ya estaba calentando la voz (mi-mi-mi-miiiiii) pero una mirada admonitoria de la sobrecargo del vuelo me disuadió de representar una nueva Antología de la Zarzuela en el aire.

Y es que en su mirada me parecía ver reflejado este pensamiento:

- Será que no ha sufrido ya esta gente lo suficiente con tanto retraso.

Eso y una generosa cantidad de rimmel (que es como lo del transfer, ahora que lo pienso), y es que ya se sabe que las auxiliares de vuelo no son parcas en maquillaje.

También me paró que eso de que cante yo zarzuelas en público (ni en privado) es, como ya he dicho, completamente falso. Aunque la verdad, si me pusiera yo a cantar con tono engolado "La del manojo de rosas" también ayudaría a mi querida hermana, que ya os digo yo que el menor de sus problemas sería un poco de claustrofobia.

Incluso aunque fuera un mucho.

En fin, que decidí contarle, efectivamente, una película, o para ser exactos, una serie, que es más larga,  por si tardaba mucho en despegar aquello.

Una pregunta ¿Cuál hubierais contado vosotros? Mejor dicho, dos preguntas, porque hay dos categorías. Os doy unas cuántas opciones.

Extranjeras (americanas, vaya)

a) Perdidos. 

Todavía no la ha visto, y si cientos de miles de espectadores del mundo entero estuvieron en vilo con la dudosa viabilidad comercial de la iniciativa Dharma y la cara de pasmao de Jack ¿cómo no iba a entretener a mi espectadora?

b) Breaking Bad. 

¡La mejor serie del mundo! ¿Cómo no se la iba a contar?

c) Scandal.

Vale, no es muy buena, pero con tanta vuelva y revuelta, me daba para varios viajes transoceánicos.

d) Anatomía de Grey.

Cuando llegamos a Barajas, los protagonistas se habían enrollado ya hasta con los de la cafetería.

e) Cómo defender a un asesino.

De paso, le sirve para aprender a hacerme la defensa legal por si algún día me da por ahí.


Españolas:

a) Vis a vis.

Confiaba en que la trama la atrapara tanto como a mí que me meto tanto en la intriga, que hasta se me olvida lo poquísimo que me interesa lo rápido que al parecer se quitan esos sujetadores reglamentarios.

b) Allí abajo

Vale, tiene la mayor cantidad de tópicos tontorrones por minuto de emisión, pero se trataba de contar algo ligerito y fácil de digerir.

c) Granjero busca esposa.

Por no ser, no es ni una serie, pero pensé que todos esos espacios abiertos le vendrían bien ¿No?

d) Cuéntame cómo pasó.

Ideal para vuelos largos, no me lo negaréis. Eternos, diría yo.

e) Bajo sospecha.

Cuando llegamos a Barajas, mirábamos de soslayo hasta a la azafata rubia y al azafato con esclava (ya he dicho que la compañía era italiana ¿no?)


Escoged, escoged las vuestras, y el que acierte ambas dos, es una por categoría, podrá escoger el tema de una próxima entrada. Premio este que a la mayoría de la gente no le hace la más mínima ilusión, pero a mí me saca de un apuro.