jueves, 29 de julio de 2010

Una de un barco muy amoroso

¡Ya está! He tenido una idea súper novedosa para una serie muy adecuada para estas fechas veraniegas, en las que ya he visto la noticia de que los animales del zoo "combaten el calor" comiendo fruta congelada.

Con lo mal que debe sentar eso al estómago, no es por nada.

La acción transcurre (y es que a los guionistas serios siempre nos están transcurriendo las acciones) en un crucero. Ya os había dicho que es una serie muy adecuada a estas fechas vacacionales, es más, igualmente se podría decir que va de gente que está de vacaciones, en concreto, de vacaciones en el mar.

Al principio de cada capítulo veremos imágenes de los actores que representan los personajes principales de la serie, en concreto, la tripulación del barco. Todos súper sonrientes, en un estado de felicidad que casi cruza la línea con el paroxismo o con los estados alterados de conciencia que tenían los concursantes de "Furor".

¿Qué tiempos, eh? ¡Quién puede olvidar Furor! Espero que yo, que voy lunes y miércoles a terapia para intentar olvidarlo.

Volvamos a los personajes de la serie:

El capitán

El único tío que es "rabiosamente feliz" (Jair…esa sí que era fácil de olvidar) a pesar de:

Ser calvo, cincuentón y que le obliguen en su trabajo a llevar que ir vestido de marinerito con bermuditas. A ver en qué capítulo acaba la catequesis y por fin hace la Primera Comunión.

Su felicidad se explica cuando descubrimos que sus funciones como máximo responsable de un trasatlántico en el viajan cientos de personas, se limitan a cenar con los protas del capítulo de
turno y enseñarle el puente de mando (o como se llame) a algún VIP, preferentemente si el VIP en cuestión es un posible ligue.


El médico de a bordo

Sospechosamente parecido al capitán, un poco más joven y con un poco más de pelo (tampoco esto último era difícil).

Es una manera encubierta que utilizo para denunciar el nepotismo en las líneas marítimas, no sé si alguien pillará este matiz, además, entre nosotros, tengo ciertas sospechas sobre su titulación, porque el tío es simpático, no te digo yo que no, pero es difícil imaginárselo estudiando como un loco durante más de un lustro.

En su consulta hace sudokus como un loco, porque nunca se le ha visto atender a ningún enfermo, eso sí, de vez en cuándo hace de consultor sentimental de algún pasajero (de los que cenan "en la mesa del capitán") que le cuenta sus cuitas amorosas, porque les da vergüenza confesar que se han metido en la enfermería buscando dónde apuntarse al aquagym.

Liga cada "N+2" capítulos con mujeres algo más jóvenes. "N" está determinado por un algoritmo complicadísimo que he diseñado siguiendo el siguiente patrón: No puede pasarse más de 7 capítulos sin ligar, y en el mismo viaje no pueden ligar ninguno del resto de la tripulación. A menos que viajen unas gemelas con las que liguen él y ...


El sobrecargo tontín pero simpático

He basado este personaje en que en los aviones a veces te saludan por megafonía "Les da la bienvenida el sobrecargo Fernández". Así que he deducido que los sobrecargos básicamente saludan, que son las funciones de este muchacho: Se presenta a la gente, hace algún chiste malo.

Y con una frecuencia de “N-1” liga con alguna chica joven a la que se gana con esa cara que tiene de que se ha perdido el principio de la película.

Lo mismo al final lo sustituyo por un perro, porque más o menos tiene las mismas características: Es fiel, buenazo, no muy listo, pero se le coge cariño. Y es curioso que esto es la segunda vez que me ocurre.

Si al final lo convierto en perro lo llamaré Goofy, bueno, o lo cambio un poco el nombre no vaya a ser que me acusen de plagio. Y yo plagiar ¡jamás!


La-chica-mona-sin-ser-una-tía-buena

A ver si la encuentro un puesto en el barco, que no haga nada, pero tenga que hablar con todo el mundo y sonreír como una Miss que acaba de descubrir que ha perdido miserablemente.

Creo que esto ya lo he preguntado pero ¿por qué la miss que gana llora como una Magdalena mientras las otras sonríen hasta que les duelen los carrillos?

De vez en cuando (N-2) liga con algún buen chico con el que empieza el viaje discutiendo, y que al principio dice algo como "Es que es la única persona que me saca de mis casillas".

Ahora una confesión: Los cargos (y no te digo los sobre cargos) los he puesto al buen tuntún pero es que no ando muy puesta en estos temas, porque reconozco que mi primera y antepenúltima experiencia marinera fue vomitar sin descanso desde la ex-Yugoslavia hasta Italia, sin solución de continuidad.

Claro que lo mismo puntúa haber vomitado por la borda como un auténtico lobo de mar. Bueno, un lobo de mar que no conozca la biodramina

Sin embargo hay un puesto que realmente conozco, porque si hay algo que un español conozca en este mundo es un bar, y donde hay un bar hay :


Un camarero

Este tío es el único que trabaja de todo el barco, como los demás no pegan chapa, este trabaja por mí y por mis compañeros y por mí el primero.

Por la mañana le tenemos sirviendo zumos y bebidas tropicales al borde de la piscina y dando consejos amorosos.

Es el único de todo el reparto que no cena en la mesa del capitán, pero está presente, porque le sirve la cena al capitán. Y de paso, da consejos amorosos.

En la fiesta nocturna, sirve cubatas y sí, lo habéis adivinado, da consejos amorosos.

¡Y yo que pensaba que el convenio de oficinas y despachos era malo!

Pero lo peor de todo es que a media tarde (¿o es de noche?) sirve bebidas con sombrillita ¡Disfrazado de pirata! Con un parche en el ojo y un loro de trapo en el hombro, sé que es humillante, pero aquí lo que quiero denunciar es lo injusto del mundo laboral. Ya veis que es una “serie denuncia”.

Cuando va de pirata no da consejos amorosos, se conforma con superar sus ganas de suicidarse con el cuchillo con el que corta las rodajitas de limón y con intentar que no le hagan fotos con el móvil. no vaya a ser que las vea su madre... Por favor, que ese hombre tiene una madre.

He pensado ponerle un nombre bíblico que refleje que es un santo varón, no sé, Job quizá o ¿Cómo se llama esa al que casi se lo carga su padre pero luego resulta que no, que “no valía”?

Pedazo broma ¿Eh?

Como veo que me estoy eternizando, voy a dejar el capítulo piloto para otro día. Según vaya la aceptación y la inspiración: Continuará (o no)

miércoles, 21 de julio de 2010

Mucho calor y un gran bochorno

Por si no os habíais dado cuenta, hace calor. Vale, sé que algunos me leéis de lugares muy distantes, donde incluso están en invierno, pero aquí en Madrid, hace muchísimo calor.

Quizás algunos no penséis que es un lugar especialmente caluroso dentro del país, y no lo es si lo comparas con otros sitios, por ejemplo, los Altos Hornos. Pero sí, en Madrid tenemos, sobre todo, un sol de escándalo.

Hace poco lo decía que en la capital deberíamos aprovechar esto para fomentar el turismo de “sol y playa”. Admito que nos falta uno de los elementos, pero el otro lo tenemos en unas cantidades, que lo mismo hasta compensa:

- "Pach multiaventura Madrid, incluye foto con un termómetro marcando 44 ºC, golpe de calor y ruta por el sistema público de sanidad"

- “¿Harto de desear ver el sol? Venga a Madrid y no volverá a echarlo de menos en su vida”

Si no, propongo que nos vayamos todos al norte. ¡Qué narices! Nos vamos, tiramos todos los edificios y en su lugar ponemos un montón de paneles solares, que ello sí que sabrían aprovecharlo.

De verdad que yo no quiero ser alarmistas pero ¡¡¡Vamos a morir todoooos!!!

Bueno, a lo mejor sobrevive una chica morena muy lista que no se acueste con ninguno de los chicos, pero el chistoso y la animadora rubia, caerán los primeros, y el gilitonto que dice “Separémonos para investigar ese ruido misterioso”, también.

O por lo menos, se lo merece.

Bueno, es mentira, en realidad ya estamos todos muertos y estamos en el infierno. Qué original ¿eh? Ayyys si se me hubiera ocurrido esto cuando pensaba series.

Bueno, reconozco que hoy ha bajado un poco la temperatura y no he visto sufrir una combustión espontánea por la calle a más de dos o tres personas. Pero aún así, está haciendo un calor … un calor….

¿Cuál es el epíteto más adecuado para calor cuando se produce a lo bestia? ¿Horrible? ¿Espantoso? ¿Elefantiásico? Ya, pero algo específico, digo.

Yo tenía una amiga que hacía un chiste graciosísimo que me niego a repetir (y que os pediría que no pusierais en los comentarios, para evitar búsquedas malsanas) que decía (con una frecuencia inusitada en un mayor de 12 años)

- Hace un calor que te….

Y algo sobre no sé qué que se le había quemado, no sé, sería su sentido del humor.

Bueno, pues dejando a un lado ese bonito juego de palabras, pocos adjetivos se me ocurren. A ver: Agobiante.

Sí, es bastante agobiante, no se puede negar, pero todo el mundo sabe que ese calificativo está reservado a jefes e hipotecas, sobre todo.

No sé, a mi me gustaría una expresión que asociada a calor, se convirtiera en un clásico, como “pertinaz sequía”, "reportero dicharachero" o “tránsito intestinal”.

Yo tengo mis propias imágenes mentales cuando pienso en el calor del verano madrileño, sobre todo eso de las lenguas de fuego de Pentecostés, que se ve que hacía mucha caló aquel día.

Bueno, como nunca estuve demasiado atenta a la clase de religión he decidido consultar a mi amiga de Guguel, y veo las siguientes dudas al respecto. Las primeras creo que me podrían servir:

¿que son las lenguas de fuego y el significado de las mismas ...‎ -
¿Que significa el fuego de Pentecostés?‎ -

La última, ya no estoy tan segura, la verdad.

Mi novio tiene un fuego en la lengua, puedo contagiarme?‎ -

Antes de preguntarme de si el novio de la chica esta habla muchos idiomas y cree que se le van a pegar a la pobre, y viendo que me desvío del tema, cierro el buscador.

Después de reflexionar y buscar en mi memoria, apartado “estupideces que no tienen utilidad ninguna excepto conseguir el quesito rosa del Trivial” (y que ocupa el 87 % de mi disco duro), creo que he encontrado la respuesta.

Algunos veríais en sus tiempos un concurso, en el que aparecía un panel con varias respuestas correctas y varias incorrectas sobre un tema, por ejemplo “Capitales Europeas”.

Si el concursante escogía “París”, en la opción escogida aparecía una imagen de una bombilla de las de toda la vida que se iluminaba, y si escogía “Rivas Vaciamadrid”, la bombilla estallaba.

Creo recordar que estaba patrocinado por el Ministerio de Medio Ambiente para fomentar el uso de bombillas de bajo consumo.

Muchos lo veríais y algunos hasta os acordaréis de que su verdadero nombre era “Alta Tensión” y no “El de las Bombillas” como lo llamaba todo el mundo.

Yo ese programa lo veía mucho, sobre todo los últimos 10 minutos. No, no es que tuviera un final espectacular, es que después ponían Los Simpson, y yo solía programar el video para grabar esa serie, y siempre me “comía” un trozo del programa.

Con estos datos es posible que alguien esté preguntándose a qué generación pertenezco.

No parece que forme parte de los grupos de “Señoras”, porque he demostrado que sé programar un video, pero por otra parte conocí la época en que aún se podía pensar, inocentemente, que si te perdías un capítulo de Los Simpson, no podrías volver a verlo:

Cualquier día.

A cualquier hora.

En cualquier década posterior.

Y en cualquiera cadena, que yo hay veces que pienso que Los Simpson son El Gran Hermano y que Apu nos controla a todos desde las sombras.

Sí, amigos, esa época existió, y también había gente que había ido a París de viaje y te contaba que había pagado 200 pesetas por un café en una terraza y no sospechábamos que eso es lo que costaría, poco después en cualquier bareto de … Rivas Vaciamadrid.

El programa se volvió a emitir hace no tanto tiempo, en otra cadena y con otro presentador. Pero en verdad, en verdad, os digo que en aquellos tiempos el concurso lo presentaba el mejor presentador de concursos de todos los tiempos y a la sazón padre de Luke Skywalker (cuando no hay sazón, nada, no es padre de ese muchacho).

En aquella etapa por lo menos, existía una sección en que la gente resolvía un panel desde casa.

Y digo bien “resolvía” porque era admirable contemplar cómo los pobres guionistas se las veían y deseaban para proponer paneles que podría acertar hasta un yogur caducado.

Llamadme suspicaz (suspicaz!, suspicaz!), pero yo albergaba ciertas sospechas de que era para fomentar las llamadas de pago.

Normalmente era fácil hasta adivinar de qué iba a ir el panel, antes de que anunciaran el tema, leyendo los enunciados. Pero una vez fue muy complicado, aún recuerdo unos cuántos.

- Pista de tenis, nieve, cera, calor, casete, lana….

¿Se os ocurre qué podía ser? ¿Cosas que no tienen ninguna relación unas con otras? ¿Vocabulario básico de “Mi Primer Gran Libro de Inglés”?

Pues no, el tema era: Nombres a los que se les puede aplicar el adjetivo “virgen”

Vale, aquí se habían superado a sí mismos, así se las ponían a Fernando VII y no digamos a Enrique VIII.

Bastaba con decir la palabra en cuestión y después “virgen”, si te sonaba bien era, y si no, pues te ibas a quedar sin bombilla, y después limpiar todos esos cristalitos es una lata.

A ver: “Nieve-Virgen”, “Lana-Virgen”, “Pista de Tenis …” vale, esta no.

El concursante telefónico empezó a decir algunas, la bombilla relucía como el Corpus y el presentador apostillaba (bonito verbo):

- Nieve virgen, muy bien, la nieve que nunca ha sido pisada.
- Casete virgen, la casete que nunca ha sido grabada.

A la cuarta, dice el concursante:

- Calor

¿¿¿Calooor, macho??? ¿Calor virgen?

La bombilla no solo estalló, es que el panel se les cayó al suelo y todo.

Bueno, quizá no sea exacto, pero al que sí se le cayeron los palos del sombrajo (que me gusta esta expresión), fue al pobre Constantino Romero, que a pesar de ser un caballero español, se le pararon los pulsos y contestó, eso sí, sin alterar la voz ni lo más mínimo:

- Calor virgen, el calor que nunca nadie ha sentido antes.

Así que ya sabéis, el calor que supera todo lo conocido, el que no sabéis ni cómo expresar con palabras, tiene un nombre: Calor virgen, porque nunca antes, lo ha sentido nadie.

miércoles, 14 de julio de 2010

Pasaporte a la fama

He vuelto de la primera parte de mis vacaciones, hecho este que año tras año, me lleva a aficionarme a la literatura clásica castellana, en concreto no ceso de repetir "cuán presto se va el placer, cómo después de acordado da dolor, como a nuestro parecer, cualquier chiringuito pasado, fue mejor".

En fin, solo me consuelan dos cosas, una es que no tendré que emplear tiempo y esfuerzo para recoger mis lorzas dentro del bikini y otra que me queda un súper viaje.

Y es que, como bien sabéis viajaré a cierto lugar que empieza por N y acaba por "ueva York", en unos meses, motivo por el cual he ido a hacer el pasaporte.

Yo ya tenía (e increíblemente en vigor) el pasaporte "normal", incluso he contado cómo me lo hice, pero bien es sabido que no es válido para viajar a esos extranjeros del más allá.

Aún recuerdo cuando me hice mi primer (y antepenúltimo) pasaporte: Era un día de mucho viento, hecho este que no pude olvidar durante 10 años, porque salí en la foto, muy seria, muy formalita, con el pelo recogido en una coleta, y un mechón totalmente disparado, que quería huir del fotomatón. Que no le culpo, yo si hubiera podido, también me habría marchado de esa foto.

Pero hoy los tiempos adelantan que es un barbaridad, y lo primero que hay que hacer es pedir hora, nada de ir ahí a lo loco. Así que entré en una web que existe para pedir cita previa.

Primera pantalla:

Me pide varios datos del DNI como nombre, apellidos... Vale, estos me los sé. Y después algunos con cuya existencia no estaba yo tan familiarizada:

Equipo de expedición (una señora con tinte caoba, así como cabreada), fecha de caducidad, cuándo me lo hice (pues un día, 2 años después de perder el anterior, que me llevó un compañero en coche, sin preguntarme si quería ir o no, en la puerta de la comisaría), número raro que está a un lado y que indica cuántas personas con su mismo nombre (que no, que me querían pillar, eso es una leyenda urbana).

Pasé de pantalla, gracias a unos cocos mágicos que gané en la primera, y venga a preguntarme cosas y venga a aparecer el título "Cita Previa DNI" y yo pensando "y mi pasaporte, oiga".

Al final, viendo que lo del pasaporte no aparecía por ninguna parte, me atreví a salir de esa página antes de que me tuviera que renovar el carnet de identidad, quisiera o no, con lo que me vería obligada a salir guapísima en la foto. Ah ¿Que no os lo había contado? Es que yo soy la única persona del mundo que está guapa en su foto del carnet.

Esto tiene una explicación, y es que si en mi primer pasaporte parecía una terrorista con un mal estilista, la foto de mi primer carnet movía por igual a la conmiseración y la risa nerviosa en todos aquellos que la contemplaban.

Ya, ya sé que lo normal es no salir muy favorecido, pero pocas fotos deben ir acompañadas por ley de la advertencia "La siguiente imagen puedo provocar ataques epilépticos".

Decidí que nunca jamás volvería a pasar por eso y desde entonces me arreglé más para hacerme las fotos que para ir hacerme un book, increíblemente funcionó y los últimos 15 años no he oído más gritos de espanto seguidos de carreras desaforadas al enseñar la documentación al pagar con tarjeta, pero sí cosas como (lo juro, me ha pasado más de una vez):

- ¡Qué guapa estás! No pareces TÚ.
- Pues sí, soy yo, y esa es mi dirección, donde te agradecería que me enviarais los trozos de mi autoestima que encontréis cuando barráis la tienda.


Sí, amigos, salir guapo en una foto de carnet es un arma de doble filo, así que para el pasaporte me he conformado con salir con los ojos abiertos y sin un mechón de pelo tránsfuga.

Después de explicar por qué no quería hacerme el carnet de identidad, continúo con mis andanzas, ya que me encomendé a Alexander Graham Bell y llamé por teléfono para pedir la famosa cita pasaportil, perdón, perdón, quería decir obviamente "pasaportosa".

Llamo y escucho la típica grabación robótica que hace que te entren ganas de llorar y que odies a Isaac Asimov.

"Diga su nombre" "sus apellidos", "no le he entendido" (y yo en la oficina con el auricular medio tapado), "a qué comisaría quiere ir" (pues no sé, a la trabaje Tito Valverde).

Por fin me dice Jueves 20, 16:00 ¿Le gusta esta cita? No
Martes 13, 5 de la mañana ¿y esta? Menos, Pues solo les damos dos, así que usted verá.

Esto me pasa por fiarme de Graham Bell, que ni inventó el teléfono ni nada, que al final me quedé con la que era a las 4 de la tarde, pero ese día no pude ir. Volver a la grabación automática me daba más miedito que salir bien en la foto, así que cuando ya estaba buscando en internés "comisarías donde no piden cita previa, y se conforman con una cita con el amigo feo pero simpático de tu amiga", me atreví a volver a intentarlo con la web.

Y otra vez, venga a rellenar datos y venga a conseguir “vidas” y venga a pasar pantallas, y venga a decirme que me iba a hacer el carnet. ¡Que no, que quiero ir a Niuyó!

Ya desesperada decido irme de la aplicación, pero en vez de a las bravas, pulsando una flechita, que más bien me parecía el símbolo de reciclar, pero que era lo más parecido a "Salir de aquí sin producir daños colaterales".

Aparece la pantalla del pasaporte ¡Milagro! ¡Milagro!. Porque es un milagro encontrar algo en esa pantalla rijosa, que lo de esa flecha no lo entiende ni su padre hombre, si apareciera un avioncito o algo, porque lo de un cartel que diga "CITA PASAPORTE" queda descartado ¿No?

En fin, que Colón hizo menos gestiones que yo para ir a las Américas.

Tres semanas más tarde fui a la oficina de pasaportes indicada, con mi pasaporte en vigor, mis fotos en las que no estoy ni guapa ni fea, y 20 euros del ala, preparada para el pasaporte antropométrico.

¿En qué consistiría semejante modernidad? ¿Me medirían y pesarían? ¿Me fotografiarían el iris? Cha-chaaaaaaaan ¡¡Te toman las huellas dactilares!!

¡Qué novedad ¿Eh?! Pero es que no es solo eso, te cogen las huellas de la friolera de dos dedos, los dos índices en concreto. Bueno, bueno, esto sí que es antropométrico y no el DNI que me hice en los ochenta, con la foto esa que provocaba alteraciones psico-somáticas, que solo te manchaban un solo dedo. Vamos, que en manchas hemos ganado un montón.

Eso sí, este bonito pasaporte tiene grandes ventajas, como me anunció la funcionaria de turno, cuando consultó mis datos:

- (Muy enfada) Pero tú tienes un pasaporte en vigor.
- Sí
- Pues me lo tienes que traer (así que vete yendo por la puerta)
- Aquí está
Juro que en ese momento leí en su mirada “Pardiez, y yo que pensé que me iba a librar de esta tipa”, bueno leí eso y “¿Cuántos moscosos me quedan de aquí a las vacaciones?”

- Pero (una vez más, súper enfadada) ¡este pasaporte caduca dentro de dos años.

- Sí, es lo que tiene que esté en vigor…

- Pues (ya cabreadísima) te voy a tener que poner la fecha de caducidad que tiene este en el nuevo.

- Creo que me he perdido con tanto este y aquél, porque he entendido que en el pasaporte que me va a hacer nuevo, me va a poner una caducidad de algo menos de dos años.

- Es que es lo que he dicho, que te tengo que poner la caducidad antigua, como premio a ser una buena ciudadana que tiene su documentación en regla y que sale bien en las fotos. Hay una excepción, que sean menos de 6 meses y entre 6 meses y un año y con un justificante….

- … de mis padres. Déjelo las notas de “Ruego disculpen a mi hija Loque …” se me acabaron en 1.985.

- Pero (en el paroxismo del enfado) ¡¡Es que tengo que ponerte la caducidad de este!!

Al final tuve que consolarla y decirle que qué le íbamos a hacer y que y no voy a ir de viaje dentro de un año por ahorrarme 20 euros, así que por favor, recordadme en junio del 2012 que renueve el pasaporte, bueno, o eso, o me voy con el abono transportes ¿no?