El día de la venganza (y II)

7) Los estampados de leopardo

Durante años ha sido un tipo de estampado que llevaban solo subconjuntos humanos

Subconjunto a:

Lo llevan en la ropa, es un subconjunto formado por mujeres mayores de 50 años que durante las bodas, se desabrochan un botón de más y se ponen una flor en el pelo, al grito de "Creo que estoy un poco piripi".

Subconjunto b: Sobre todo lo utilizan para el tapizado de sus muebles, generalmente, en tresillos: Gente muy rica que enseña su casa en el Hola. Habitualmente, primeras-esposas de productores musicales que les sacaron mucha pasta en el divorcio.

Y el conjunto c, que engloba a los anteriores: Gente que tiene un perrito al que se llama Fifí al que lleva en un bolsito.

Esto ha provocado incontables depresiones dentro del mundo felino, y las consultas de psiquiatras de todo el mundo están llenas de leopardos que se preguntan cómo han llegado a esto, y si deben comprarse unas cuántas pegatinas para el coche y unos dados para colgar del retrovisor.

Pero atención amigos, se está poniendo de moda, y si ve que en la OMS no ven el canal Cosmo y no se han enterado de que se está poniendo de moda. Perdón, perdón, quiero decir que "el print animal es tendencia" que tienen prohibido que algo está "de moda". Perdón una vez más, quiero decir que "está out". Será posible, me he vuelto a equivocar, hay que empezar todas las frases con "Chicas", y decir "¡Chicas! Para una buena jornada de shopping, es tendencia comprarse un diccionario para entender qué narices estoy diciendo".

Pues eso, que si en los organismos internacionales supieran esto, nos estaríamos preparando para una pandemia más chunga que la gripe A y Noche de Fiesta juntos.

Esto puede ser imparable, si no llega antes el día de mi venganza, que será terrible, pero nunca tan terrible como una persona vestida de pies a cabeza con estampado de leopardo.

8) Los que forman una barrera humana en la parte delantera del autobús

La pregunta es una vez más ¿Por qué? ¿Por qué lo hacen? ¿Qué son? ¿Una secta?

¿O un fenómeno de esos que queda la gente por internet para hacer todos la misma chorrada? ¿Cómo se llama eso? Fenómeno viral, o algo así ¿No? Bueno yo no sé si será viral o bacteriano, pero a mí un poco enferma sí que me pone.

En los autobuses de Madrid se instaló hace no mucho tiempo megafonía, que anuncia las paradas (bueno, en el 70% de los autobuses ya la han quitado), en algunos de vez en cuándo se oye una voz muy profunda que dice "Pasen al fondo del autobús".

Pero hombre por Dios ¿Tú crees que con eso les vas a convencer? Mira, yo creo que si se les apareciera la Virgen del Carmen al fondo del autobús diciendo

- Venid a mí, y se os concederá cualquier deseo que vuestro corazón ansíe.

Nota: Es que la Virgen del Carmen hablaba así, era buena chica pero un poco redicha, no como la del Pilar, que era más campechana (como el rey), más llanota, como todos los maños. De verdad, que parece mentira que no sepáis estas cosas.

Pues la gente seguiría sin ir. Claro que a lo mejor quién debería aparecerse es Santa Rita, porque más imposible que el que la gente pase la barrera psicológica de la mitad del bus, no veo nada.

De verdad, no hay fosas abisales llenas de pulpos gigantes, ni monstruos marinos, ni se acaba el mundo. Hombre, por favor, ni que eso fuera Finisterre.

9) La Tuna

A lo mejor soy medio benévola con los demás, pero al cuarentón con barba que toca la pandereta haciendo cabriolas, a ese tío que no le esperen para cenar en su casa. Vale, no le esperaban desde 1987, así que no notarán la diferencia.

Cuando hayamos acabado con esa rémora, explicaremos en las escuelas este extraño fenómeno de difícil clasificación, definiéndolo así:

"Grupos organizados de repetidores universitarios profesionales, que se unían con fines delictivos.

Iban vestidos del siglo XVII porque fue la época en la que empezaron la carrera.

Si veías alguno, siempre podías preguntarle qué tal estudiante era Calderón de la Barca, porque empezaron a la vez.

Sus fines delictivos eran extorsionar a los asistentes a las bodas y demás celebraciones, produciéndoles atragantamientos con los langostinos congelados de turno. También actuaban a traición en zonas populares y populosas, como la Plaza Mayor de algunas poblaciones como Madrid, donde cantaban una y otra vez un repertorio más revenido que los calamares que intentan huir de los bocatas que se sirven (impunemente) en dicha plaza.

Se ignora cuándo se compusieron sus cuatro canciones y media pero existen ciertos estudiosos de la Piedra Roseta que afirman haber encontrado inexplicables referencias a una flores, quizá claveles de pequeño tamaño, que si un día no te traigo, es que no te los pude traer."

10) Los que oyen música sin auriculares en público

Qué bonito es compartir ¿Eh? Yo quiero agradecérselo a todos los que han decidido que su gusto musical es tan sublime que todos debemos compartirlo, queramos o no, en el metro, autobuses y cualquier espacio público.

Y voy a agradecérselo dándoles un puesto de honor en el día de mi venganza, que será terrible. Cómo la calidad del sonido de esos móviles, por cierto, porque suenan como una chicharra con carraspera. ¿Y por qué?

Pues porque los fabricantes de móviles de penúltima generación, en el fondo son unos nostálgicos, y han decidido recuperar el sonido de esos transistores (porque entonces se llamaban así) que llevaban los señores pegados a la oreja, los domingos por la tarde, para oír los resultados de todas las ligas futbolísticas existentes y varias inventadas por los presentadores de programas tipo "Tabloide Deportivo, y decimos Deportivo, pero queremos decir Furgolístico"

Generalmente estos señores llevaban en una mano la radio, y colgando de la otra una señora. Sí, una señora que iba como mirando al tendido, porque a su marido para qué iba a mirarle, si estaba claro que no la estaba haciendo ni caso.

En 1982 investigadores de la universidad de Nebraska hicieron un experimento que consistía en cambiarles a la mujer que llevaban colgando del brazo, por un paraguas plegable con mango. Estos fueron los resultados:

• En 20% aseguró no haberse dado cuenta de que no llevaban a su mujer (la parienta, dijeron ellos) hasta que llegaron a casa.

• El 70%, no se dio cuenta hasta que vio que nadie le preparaba la cena, y eso que algunos paraguas ponían mucha voluntad, pero nada, se les cortaba la mayonesa constantemente y así no había manera.

• El 10 % todavía no se ha dado cuenta (o no quiere dársela) y vive feliz con su paraguas.

Respecto a las “cónyugas” de esos caballeros, tranquilos, la Universidad creó unas cafeterías donde ahora meriendan felices en grupos de cuatro.