El Universo Directo

8 de Octubre de 200... después de pedir todos los favores habidos y por haber, una vez más, y aún no creyéndome mi suerte, he conseguido una cita para exponer mis ideas en una productora que dicen que pronto abastecerá a la primera televisión de este país, la productora se llama Externa, S.A.

Después de esperar bastante tiempo y cuando empiezo a ver figuras ocultas en la lámina de un Kandinsky que tengo delante, me hacen pasar al despacho donde me recibe con un fuerte apretón de manos un tipo trajeado.

Después de una breve introducción, me pide que le exponga mi idea

- Pues verá, se trata de un formato (me he informado bien, y me he enterado de que a lo que el común de los mortales llamamos programa, en el mundillo se llama "formato") completamente novedoso, que va a revolucionar la franja de tarde y ...

Me interrumpe.

- Y que consiste en...

- La cosa va de que en estudio está una presentadora de más de 35 años que es la jefa de unos cuántos chicos y chicas recién licenciados, vendría a ser como si fuera mamá pata y ellos los patitos.

- Ella está en el plató pero no habla casi nada, ellos entran en "riguroso directo" con su micrófono en la mano, y están en los sitios más diversos: Las fiestas de un pueblo, un edificio con grietas, un parque donde hay unos niños detrás dando saltos, saludando y poniendo cuernos a los amigos...

- Algo de esto me suena ¿No hay un programa igual, hace años en una autonómica?

- No, no, qué va, este es un programa distinto, digo un "novedoso formato".

- Vale, y desde todos esos sitios ¿Qué hacen?

- Básicamente, gritan.

Silencio, mira disimuladamente el reloj.

- Ah, sí, muy interesante.

Continúo entusiasmada:

- Hablan todos muy, muy alto, y sin modular la voz, para que se vea que todo lo que dicen es súper importante. Y separando mucho las palabras, como si cada frase que dicen sea fundamental recalcarla.

- ¿Y por qué? ¿No tienen técnico de sonido o algo así?

- Es para que se vea que son muy dinámicos.

Veo que abre la boca y coge aire para decir algo, pero yo meto baza antes de que pueda continuar:

- Hay un andaluz, un catalán, un aragonés, un gallego, etc. Y nos vamos a encargar de que todo el mundo se entere a las primeras de cambio. Para que cualquiera diga "Anda mira, el gallego".

- ¿Y cómo va a quedar tan claro?

- Pues cada uno va a ir vestido con un traje típico: Uno como de payés, otro chulapo, y para Andalucía que haya una chica para poder vestirla de flamenca, que queda muy vistoso.

- No, no, por ahí no paso.

- Vale, vale, pues entonces que todos hablen con un acento súper exagerado. Por ejemplo, que el catalán parezca que va a contar un chiste de Eugenio, pero sin gracia ninguna.

Veo como se masajea la frente con dos dedos, lo que me tomo como una señal de que está meditando mi idea.

- Bueno ¿pero qué narices hacen en esos sitios a los que van?

- Pues contarnos historias pequeñas de la gente corriente como que su casa tiene goteras, o que su vecino es un guarro, o que en su pueblo hacen caldereta.

- Esto ya se ha visto hace mil años ¡Me aburro!

- No, no, si no se va a enterar de lo que cuenta la gente, porque los reporteros son tan jóvenes y dinámicos, que les van a estar interrumpiendo todo el rato y sin escuchar nada de lo que les digan. Y no solo eso, a ellos también les interrumpe la jefa, la que está en el estudio.

- ¿Mamá pata?

- Sí, eso, en cada reportaje les tiene que interrumpir por lo menos una vez, sin que venga a cuento nunca, para hacer una pregunta totalmente superflua, y los gazapines tienen que aguantarlo con una sonrisa y decir "Dime Maripuri, dime, estoy aquí únicamente y exclusivamente para que me cortes cuando hablo"

- ¿No eran patitos?

- Patitos, lebratos, que más da, el caso es que son jóvenes y ...

- ¡Dinámicos! No me digas más.

Como me parece que el interés decae, desvelo una idea interesantísima que me parece infalible:

- Además, tenemos las recetas, que se dará cada semana desde un restaurante diferente, un cocinero al que no se le entiendan las instrucciones y que mire nervioso a cámara.

Suspira sonoramente, vuelve a mirar el reloj, esta vez sin disimulo alguno y me responde:

- Van a dar una receta cada programa, muy original, no lo había visto nunca.

- Bueno, es que son distintas.

- ¿Por qué? ¿Por lo del restaurante?

- No, porque vamos a conseguir que a todo el país le suba el colesterol, como poco, que le dé indigestión. La idea es unir dos ingredientes poco digeribles, como garbanzos con foi, bacalao con mollejas, manitas de cerdo con caracoles en salsa...

- Déjelo, se me empieza a revolver el estómago, aunque una cosa le digo, esos chicos tienen su mérito, porque ser dinámico después de meterse unas manitas de cerdo entre pecho y espalda, tiene su aquel.

Me empieza a mirar mientras tuerce la cabeza, y veo que va acercando la mano al teléfono. Dudo si para llamar a sus jefes y comunicar el gran hallazgo televisivo, o para llamar a seguridad. Ante el temor de que sea lo segundo, le digo rápidamente.

- He pensado en el patrocinio de Sales de Frutas o de un yogur de esos que baja el colesterol.

Veo que cambia el gesto, se queda como dudoso y al final aparta la mano del teléfono. Ahora se acaricia la barbilla y me pregunta:

- Pero si son tan irritantes, y además no paran de hablar a voces a la hora de la siesta ¿La gente no les va a odiar?

- ¡Exacto! Es lo que queríamos, para darle al público, lo que pedirán a gritos desde sus sofás: Venganza.

- ¿Cómo?

- Haremos que los cachorros de periodista, se metan en ciénagas, fosas sépticas y sitios así.

- A ver, a ver, todo esto incluso con las ciénagas, dará para 3 semanas o así, y después no vamos a contar todas la gente que odia a sus vecinos, o que se emborracha en las fiestas de su pueblo.

- ¿Usted sabe la de fiestas patronales que hay en este país?

- No, si sigo sin saberlo, moriré feliz.

Dudo si no existe un cierto deje de ironía en sus palabras, pero me convenzo de que son imaginaciones mías y continúo con renovadas energías:

- Aún así, no se crea que es lo único que tengo, también va a haber un toque dramático (hago una pausa para darle más énfasis a mis palabras): Tenemos que conseguir que el país entero se inunde para que vayan todos los días a todos los garajes inundados de España.

- No sé, en España no llueve mucho, suele haber sequía.

-Si hace falta ¡Inundaremos el país! ¡Qué narices, nos centraremos en Andalucía, que queda más original!

Mi interlocutor se levanta, y da por finalizada la conversación sin muchos rodeos. Mientras me empuja descaradamente hacia la puerta del despacho, le digo a la desesperada:

- También tengo una idea buenísima, de una serie protagonizada por un justiciero enmascarado.

- ¿El zorro?

- Mucho mejor, es un ninja o algo así, pero en la España del siglo XVII.

Un segundo antes de que me den con la puerta en las narices oigo sus últimas palabras "Pero venga por Dios, eso jamás podría tener éxito".