ZAFARRANCHO DE AÑO NUEVO

Doing, doing, doing (ahora imaginad que esto es un trampolín botando)

Aquí estoy amigos, sigo en este tablón del barco donde sirvo en galeras.

El tablón sigo ignorando cómo se llama, pero después de una semana ya he empezado a coger confianzas y le he empezado a llamar Curro, que es un nombre que suena como a colega.

Pensadlo

- Don Curro, aquí tiene las nóminas de la empresa para firmarlas, si tiene a bien.

Ahora que leo “Don Curro” pienso que es o colega, o torero jefazo que fuma puros.

Os preguntaréis por qué mis compañeros no me han perdonado mis excesos navideños, y echado pelillos a la mar (es un chiste marinero que llevo preparando una semana).

Y es que las navidades, con su explosiva mezcla de alcohol, buenos deseos y grasas saturadas, han dejado tras de sí una estela de disensiones y confeti, las primeras difíciles de olvidar y los segundos de limpiar.

Todo esto, unido al estrés propio del cierre del ejercicio de piratería anual, ha creado un ambiente malsano entre nosotros.

No digo yo que mi insistencia en cantar canciones de Báccara para entretenerme en mi destierro, haya contribuído a crear el mejor ambiente posible, que no te digo yo que no.

Y eso que me salen las coreografías perfectas, que si os fijáis, se movían tan poco que se pueden hacer todas en un espacio reducido, haced la prueba. Sobre todo si queréis que también vuestra familia os retire la palabra esta Nochevieja.

Así que en este ambiente, los galeotes, el loro del capitán y el de la ocarina, han organizado en proa, una copita de año nuevo.

Los patrones, el calamar y los peces abisales han creado otro bando y organizan su propio piscolabis en popa.

El pulpo es el único que ha ido a ambas. Al mismo tiempo.

Pues lo dicho, aquí estamos Curro y yo, abandonados a nuestro destino mientras una de las merluzas habla por teléfono con sus padres e intenta convencerles de que tiene que pasar la nochevieja con sus suegros “porque hay que repartirse”

A las otras dos merluzas, lo de partirse les ha recordado a las barritas del capitán Pescanova y han vuelto a irse muy ofendidas.

Pero no os creáis que estoy sola en mi bamboleante destierro, unos delfines han venido en mi auxilio.

Ah, los delfines, esos simpáticos animalitos cuyo máximo objetivo en la vida es salvar a naúfragos, para torturarles posteriormente con sonidos estridentes. Ellos sabrán por qué.

Qué alegría, ahora ya tengo esperanzas de poder tomarme las uvas.

Ah, las uvas, esas frutas cuyo máximo objetivo en la vida es atragantar al mayor número posible de españoles amantes de la tradición. Ellas sabrán por qué.

Así, que gracias a mis amiguitos marinos, por fin puedo decir tranquila

FELIZ AÑO NUEVO CEFALÓPODO

Solo una cosita ¿los delfines son los que tienen una aleta así como que sale del agua? Si hombre, que nadan en círculos cuando ven que hay alguien en peligro ¿No?

Esto, amables amiguitos marinos… ¿sois delfines? ¿Seguro? Flipper ¿estás ahí?