Mi primer día de trabajo comenzó una mañana de verano en la que los rayos del sol acariciaban suavemente (porque acariciar a lo bruto no sé yo qué nombre tiene) las calles de la ciudad.
He decidido empezar con una de esas introducciones que parecen obligatorias en muchas novelas.
Junto con aquellos en los que están media hora contándote cómo era la nariz de la suegra del dueño de la mercería a la que va el protagonista a comprar una aguja del siete.
O los campos que atravesiesan los personajes, cuando se dirigen cruzando algunas páginas para llegar al siguiente capítulo en el que va a pasar algo.
Ahora, algo para que parezca que estáis viendo “Cuéntame cómo pudo durar tanto una serie tan mala”: Era aquel un tiempo más inocente que este, en que aún no existían los teléfonos móviles ni internet, y la canonización de Steve Jobbs no era pedida por los fabricantes de jerseys de cuello cisne del mundo.
Y allí estaba yo, ajena al sol, al mundo ese inocente y a un montón de cosas que no vienen a cuento, sentada frente a mi destino.
Frente a mi destino y a mi primera mesa de trabajo, primera de las mesas de formica que marcarían mi vida, esforzándome en sonreír a todo el que pasara por aquel despacho con cara de “Quién es esta tía y por qué narices sonríe tanto” y tomando buena nota de cómo era mi nariz para escribir sus memorias.
Así nos encontrábamos mi nariz y yo, preguntándonos qué nos depararía el destino, cuando un hombre cruzó el umbral, y resolvió, con una sola frase, las dudas que pudiera albergar sobre mi destino:
- Hoy es lunes, víspera de martes.
Así que ya sabía lo que pasaría al día siguiente: Sería martes.
¿Qué? ¿Cómo os habéis quedado? ¿A que nunca habíais reflexionado lo suficiente sobre ese aspecto del devenir del tiempo y de la condición humana?
Pues yo sí, yo me pasé varios años de mi vida reflexionando los lunes sobre esto. Pero los martes no, los martes pensaba en que:
- Hoy es martes, víspera de miércoles.
Y los miércoles, no, no, esto sí que no es lo esperáis, pero los miércoles nos sorprendía a todos con esta máxima:
- Hoy es miércoles, víspera de jueves.
Y así, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año…hasta que un día despertó en su cama y encontró a su lado la cabeza de un calendario.
¿Que qué fue de él? Ahora trabaja en una academia de inglés: Monday, Tuesday… por fin ha encontrado su vocación.
Y es que, si algo nos enseña el mundo laboral, es que la sabiduría está al alcance de la mano, o para ser más exactos, al alcance de nuestros oídos. Quieras o no.
Ahí se escuchan sabias reflexiones doquiera que vayas, como por ejemplo, esta, que se suele producir cuando al ínclito le llaman por teléfono y evidentemente le preguntan que qué está haciendo:
- Aquí, trabajando un poco.
Así va el país, por los que solo trabajáis un poco.
También está el filósofo que nos explica grandes verdades, que aunque pueden parecer evidentes, no siempre tenemos en cuenta, y las ponen frente a nuestros ojos cuán película iraní ganadora de festival pone frente a los ojos de la sociedad, lo duro que es rodar sin un cátering decente.
Como aquel que me dijo:
- Estamos en febrero.
- Sí, víspera de marzo.
- Este mes se gana más dinero.
- ¿Te he dicho ya que solo iba a la fotocopiadora?
- Como solo se trabaja 28 días.
- Sí hombre, tú dales ideas.
A este le di con el calendario en la cabeza, directamente.
Continuará
26 comentarios:
Oh madre, mi vida ha cambiado después de leer tan intensas reflexiones....
Hoy es víspera de martes, madre de dios, y yo con estos pelos!!! :D
Y en febrero se gana más!! Bieeeeeen!!!
¿Cómo he podido vivir hasta el día de hoy sin saber estas cosas, Loque???
He sido primer por primera vez en siglos!!!
Isi Me alegra ver que a alguien le han impresionado tanto estos temas como a mí.
Y enhorabuena.
Al atravesar la persiana un sol de narices tramaba de rayas el suelo del salón mientras uno trataba de comentar esta magnífica entrada.
Leyéndola había comprendido por qué solo la mayoría de los humanos trabajamos por narices: porque los de Parla trabajan porque no hay mas güevos.
Espero impaciente la continuación de este certero estudio del día a día de la realidad laboral.
Un abrazo
Y yo que ya me veía como un as creando tendencias cuando te iba a decir que estamos en febrero, víspera de marzo, y al final veo que un listillo ya te lo dijo antes. ¡Dita sea!
Me ha sentado como la suave caricia de un tren de mercancías.
A mi me suelen decir los viernes: "Hala, otra semanica más... y otra menos" que viene a ser un comentario optimista con un regustillo de fatalidad de prominente nariz.
Uff, yo no sé si me entiendes, pero tú di que sí, que me quede yo contento y tal. :p
No se me había ocurrido que en febrero se gana más. Pero ¿y cuando es bisiesto?
Al menos no te decía en febrero eso de: ya tenemos aquí el verano, y en cuanto pase ... ya es navidad. (No los soporto)
Oye, pues queda bien eso de "Lunes, víspera de martes", parece como que quiere animar al personal haciendo la semana más corta.
Ahora bien, "Domingo, víspera de lunes" suena agorero, como a mala leche ;P
En aquellos tiempos que no había móvil ni internet ¿cómo podíamos no trabajar?
Pues te agradezco que nos hayas ahorrado las descripciones de narices y los paseos por los campos y hayas ido a lo esencial: los lunes son víspera de martes ¡y ya está!
A mí lo que realmente me sorprende es que el hombre víspera aguantara tanto tiempo (por lo que dices meses, e incluso años!) antes de que nadie lo decapitara violentamente para que dejara de recordaros el calendario. Medalla de honor a la paciencia a los trabajadores de esa empresa, sí señor XDD
saluditos (en vísperas de martes!)
Ay, cómo me he reído con lo de la canonización de Steve Jobs, el hombre de los jerseys de cuello cisne. Pobre Bill Gates, que tiene cara de empollón pringadete al que sólo le pegan los chalecos con rombos, y así no se es cool.
JuanRa Diablo "Otra semanica más y otra menos", pues fíjate que yo nunca lo había oído, y pensar que te hubieras podido atribuir esa joya de la sapiencia humana.
Uno Gracias. Tus palabras acarician suavemente el paso de los días, especialmente de los martes, que ocurren justo antes de los miércoles.
L'archivadora Se sigue ganando más, pero es mejor que no lo digamos más en público, antes de que nos encontremos con una desagradable sorpresa en nuestras nóminas.
Y sí, yo también he oído a esos que se les acelera el año mucho.
Doctora Efectivamente, lo del domingo tiene una mala leche de narices. Quizá su intención fuera buena, pero después de oírlo 52x5 veces, no sé, perdió su encanto.
Alice Silver Yo me entretenía mucho fijándome en cómo era la nariz de mis compañeros y pensando en el devenir de la semana.
Lillu Años y años y años y una terapia que me costó que me cesara el tic del ojo cada vez que oía la palabra "víspera".
LaEsti Gracias, gracias, algún día comprenderé la adoración hacia ese hombre entre cuyos méritos al parecer estaba apropiarse de los méritos de sus subordinados, pues un jefe de los de toda la vida.
Ohhh!! Qué sabias palabras tienes la suerte de escuchar en la oficina. Eso es filosofía de la buena y no Ortega y Gasset. Me siento abrumada (siempre he querido decir eso).
Mónica Abrúmate más, que hace mucho frío.
Dios... no, yo no quería decir eso, pero es que me ha salido solo.
Yo he hecho propia una frase que leí en el libro "El cazador de sueños" de Stephen King, frase que utilizo generalmente para calificar única y exclusivamente la jornada laboral salvo que ésta me sorprenda con alguna alegría directamente relacionada con ella o no: "MM DD".
Lo que se traduce en "Misma Mierda, Diferente Día".
Perdona porque otra vez he vuelto a entrar con el perfil de Mlle. San en vez de Mae Wom. Es lo que tiene la bipolaridad. ;)
Mlle. Bipolar ¡¡Yo también he leído ese libro!!
Las exclamaciones son porque es casualidad, ya que solo me he leído dos libro de S. King en mi vida.
En todo caso sería "Misma Mierda Víspera de Distinto Día"
Loque: el inicio de tu entrada es precioso, digno de la mejor novela iniciática. Me he conmovido al compartir las maravillosas experiencias de la joven protagonista, que llena de ilusión y vitalidad, se enfrenta por primera vez al duro pero esperanzador mundo laboral y tiene la inmensa suerte de encontrase con un verdadero filósofo, gracias al cual aprende luna de las grandes verdades de la vida: “hoy es lunes, víspera de martes”.
Yo tuve una experiencia similar, aunque en mi caso mi compañero repetía todos los lunes “Durmiendo hoy, pasado mañana jueves”. Fue magnífico porque gracias a él aprendí todo sobre la fugacidad de la vida y de una manera mucho más escueta que en las Coplas de Jorge Manrique.
¡Ah, que grandes hombres hay desperdiciados en oscuros puestos de trabajo!
Hoy es miercoles, víspera de jueves...me encanto! nunca lo hubiera pensado así y para mejor sobrellevar la semana con el gripon que me cargo...
Este mes mas porque Feb tiene 29 dias no?
Yo hoy si que estoy trabajando un poquito y leyendo tambien un poquito en horas de trabajo, de poquito trabajo.
Natalia D Qué bien lo has descrito, bella joven, los Sócrates de nuestros tiempos andan por ahí agazapados, y a la que descuidas te atacan con sus filosofías de barra.
Gallo Siento que estés griposo, mejórate y recuerda que una enfermedad es víspera de curación.
¡Abrúmate más que hace frío! Jajaja!! Se te ha contagiado la sabiduría vispera y maitinera de tu propia entrada!!!
Abrazos, víspera de besos.
P.D.: hace tiempo leí "La piel del tambor" de Arturo Pérez Reverte y ahora siempre que leo "vísperas" pienso en un hacker muy improbable... (no puedo decir más por si le desvelo el final a alguien)
Mónica Sí, ha sido digno de Descartes, lo renconozco.
No te lo había dicho pero pertenezco a una secta que estamos en contra de ese caballerete que mencionas (también tenemos prohibido decir su nombre, y así nos entretenemos, oye)
Si las mesas de trabajo hablaran.... La mía está harta de que después de un lunes no venga un viernes, siemore tiene que ser el dichoso martes.
Verónica Lo del lunes es un drama como otro cualquiera, menos mal que hoy es... oh, no!!
Quizás te gustará añadir a esta magnífica colección de reflexiones profundas, una que aprendí yo de mi madre. Cuando alguien intentaba justificar algo de manera absurda, ella decía, "claro, por eso le pusieron pelota, porque rodaba".
Ángeles Claro, claro, por eso lo de la pelota, claro ... ¿?
Hay frases "de madre" a las que puedes estar dando vueltas durante años sin llegar a vislumbrar lejanamente, qué querrán decir.
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