Si hay dos términos incompatibles en este mundo (además de tuno y estudioso), es servidora y resumir.
Lo más destacable, sin duda es la creación de este magno blog que ha recibido adhesiones sin fin y, con suerte, será un viaje a Nueva York por obra y gracia de Atrápalo, noble institución a cuyos pies (y a los de su señora) me pongo inmediatamente.
¿Cómo se resume un año? Estoy buscando mi recurso más habitual: el plagio, digo.... la inspiración.
Y solo recuerdo 2 discursos anuales, uno dice algo de orgullo y satisfacción, pero como no lo veo desde que compré pilas para el mando, me fijaré en otro que desde que empecé a trabajar, (y hace ya...) me he visto obligada a presenciar, siempre bajo las más tremebundísticas coacciones.
Aunque cambies de empresa siempre lo da el mismo tío. O a mi por lo menos me parece el mismo, es un tipo cincuentón con traje gris marengo que no sabe quién eres durante 364 días del año, pero que el 20 de diciembre siente el irrefrenable impulso de “alzar su copa” y decir
- Este año que acaba...
y ahí, año tras año, se me nubla el sentido y no sé cómo sigue. Para mí que son palabras-clave hipnóticas, que hacen que me quede sumida en un trance espacio temporal.
Entre brumas oigo que dice algo de objetivos, de crecimiento, y de que todos hemos de esforzarnos mucho para que sus hijos sigan estudiando en una universidad privada del extranjero y que nos da una copa de cava Día para que nos olvidemos de la inexistente subida salarial.
En una fiesta de una ex-empresa, al jefe le abuchearon y llamaron de todo durante su discurso. Me contaron que al hombre se le veía hasta avergonzado. Pero hombre, si eres directivo no tengas vergüenza, ni madre, que ambos resultarán muy perjudicados.
Se me acaban las 365 palabras y ni he encontrado inspiración, no he dicho “penas y alegrías”. ¡Hombre por Dios! ¿Qué clase de resumen anual es este? Y ya solo me queda una palabra, así que va a ser ¡VOTADME!