Los que viváis en Madrid probablemente conoceréis una
calle en la que durante muchos años estuvieron los dos únicos cines de versión
original de la ciudad, situados a pocos metros uno de otro.
Después se abrieron muchos más de V.O. (si por muchos más
entendemos cuatro) pero en mis años mozos en no habiendo otra cosa, fui en
multitud de ocasiones a esa calle, en busca de la versión original perdida.
Un día quedé con unos amigos delante de estos cines, tanto
de unos como de otros:
“Y ya si eso, miramos la cartelera, y decidimos cuál nos
apetece más, o en su defecto, quién de nosotros nos convence a los demás, para
ver una peli inacabada polaca de los años 60”
Sábado, 17:30 Llego al lugar de la cita. Veo que mis amigos
no han llegado. Prácticamente ningún espectador más a la vista.
17:32 Un chico muy bajito y bizco (en la película, lo
podría hacer José Carabias, pero de joven y de bizco) se me acerca y me dice:
- Oyesss no tendrás algo suelto
- Ni suelto ni agarrado, yo vengo a estos cines, porque no
venden palomitas, lo del cine de autor, es por disimular
17:35 Me dirijo a los otros multicines, a unos
20 metros, espero un ratito en la puerta.
17:37 Mis amigos, nones. El que sí aparece es el mismo chico,
llamémosle Luis Ricardo
17:38.
- Oyesss
- No hijo, yo sigo igual que antes.
17.45 Vuelvo a los mini-cines "a" con la vana
esperanza de que hayan aparecido los tardones. Pues no, no están, pero ¿sabéis a quién veo? ¡Bingo! A Luis
Ricardo, que vuelve a la carga, por tercera vez.
- ¡¡¡Que soy la de antes!!!
- Ah, pues no había dado cuenta, perdona.
Sí, este diálogo se produjo literalmente, lo juro.
Yo creo que puedo adivinar lo que pensaba LuisRi (que hay
confianza) debía pensar
17:30 Es pronto, no
se ve a nadie ... ah, mira, una chica, voy a pedirle algo
17:35 Nada, ni un alma, voy a acercarme a los otros cines a
ver si... ah, mira, hay una chica que antes no estaba ahí.
17:39 Vaya pues no, era la misma.
17:42 No hay un alma ¿eh?
17:45 Mira, una chica a la que no eh visto antes, nunca
jamás en la vida, voy a preguntar.
Ya serían las seis, y ya había vuelto tres veces más, cuando
me harté de mis futuros ex-amigos, me dirijí a LuisRi, y le dije.
- Mira Luis Ricardo ¿no has pensado alguna vez en cambiar
de vida?
- ¿Y tú quién eres? Lo cierto es que me suena tu cara
- (suspiro) Soy tu hada madrina, a ver macho ¿Nunca has pensado
en que así no puedes seguir?
- Pues ahora que lo dices, llevo tiempo pensando en darle a
mi vida un giro de 360 grados.
- Pues mejor dalo de 180, que si lo das de 360 vuelves al
mismo sitio y me vienes a pedir por dinero, que lo estoy viendo venir.
- No, si yo quiero cambiar, pero no es tan fácil.
Me dijo con esa mirada lastimera con la que
Paquirrín no para de ligar. Llena de decisión, le cogí de los hombros y le increpé
(increpar, qué bien me ha quedado)
- Mira chaval, te voy a decir tres cosas, la primera es: Luis Ricardo Cantidubi, la segunda: Cantidubidubi da , y la tercera es: Toma mis quinientas actuales pesetas (al igual que ahora la gente dice antiguas pesetas, en aquella época solíamos decir "actuales pesetas").
- Mira chaval, te voy a decir tres cosas, la primera es: Luis Ricardo Cantidubi, la segunda: Cantidubidubi da , y la tercera es: Toma mis quinientas actuales pesetas (al igual que ahora la gente dice antiguas pesetas, en aquella época solíamos decir "actuales pesetas").
Resumiendo, que le dije:
- Toma mis quinientas actuales pesetas o lo que sea que
ahora cueste el cine, he decidido que no necesito amigos que me hagan esperar 35 minutos, ni una película iraní sobre unos huérfanos que caminan entre la
niebla, así que toma, y sé feliz.
- Oh gracias, amable desconocida, aunque con la de veces que
te he visto en este rato, lo de desconocida es una forma de hablar. Tu
amabilidad me ha conmovido de tal manera que no invertiré esta fortuna en vino
y mala vida, como pensaba hacer, sino que lo emplearé para pagarme un curso CCC
que le dé un nuevo rumbo a mi vida.
Y así nos despedimos, él brincaba feliz rumbo a su destino y
yo le despedía agitando mi pañuelo, mientras le deseaba suerte.
Y así fue, se hizo tornero fresador, y poco después empezó a
salir con una chica a la que conoció en las fiestas de Parla. Se casaron hace
ya años en el pueblo de ella. Aún me mandan felicitaciones en Navidad, tienen
dos hijos “la parejita”, a la niña pequeña le pusieron mi nombre.
Vaya, que me he emocionado, creo que nunca me he inventado
una estupidez que acabara tan bien.
pd. Existe la posibilidad de que a partir de la mitad del
texto sea todo una mentira cochina.