- Ha perdido a los niños en el súper, o que
- Ha perdido los niños pero a manos de una niñera obsesionada con la familia, o con los de una pobre mujer que
- Ha perdido la esperanza de encontrar a su marido que creía que estaba muerto pero que había fingido su muerte después de darse cuenta de que se había dejado a los niños olvidados en el súper y que no tenía niñera obsesiva a la que echarle la culpa.
- Los cristales tiemblan
- El buzón siempre está roto o poseído por extraños seres
- Golpes extraños en el piso de arriba que resulta que está vacío (Será un pájaro carpintero fantasma, pensé)
- Extrañas psicofonías a media noche, entre las que a duras penas se pueden distinguir algo así como "Mujé crué mujé crué, cómo podríaaa tú queré ay co do hombre a la vé"
Al despertar se ve que la cosa está avanzadita y la muchacha ya se cruza con extrañas presencias fantasmales que se tiran el rollo y hasta por tirar, tiran colillas en el portal.
- Unos guarros, los espectros - Me dije.
Y las psicofonías cambian y se oyen cada vez más altas "Ay, yo te queríaaaaaaa mujeeer malvadaaaaaaaa".
- Se ve que el mundo paranormal está lleno de mujeres ingratas – pensé - y de muy mal gusto musical, la verdad.
Creo que me quedé dormida mientras pensaba, entre sueños:
-Esta mujer por qué no se mudará ya.
Después creo que me desperté un minuto, pero me quedé definitivamente sopa cuando un ectoplasma le robaba el dinero del butano:
- Hombre por favor, eso no hay quién se lo crea
Al final creo que es que se había mudado a una casa que habían construído encima de un botellón indio, que hubiera sido mejor un cementerio, porque quieras que no, los muertos no son de hacer mucho ruido, por muy indios que sean.
Vuelta a dormirme y vuelta a despertarme, pero cuando había empezado otra película (aunque del mismo jaez). La protagonista (otra actriz habitual de estos subproductos televisivos desde que su tercer divorcio la dejó sin dinero) se traslada a vivir a un nuevo barrio llena de alegría e ilusiones (ella, no la casa) y al cabo de unos días empieza a notar que ocurren cosas extrañas
- Está claro, han vuelto a poner la misma película - Pensé.
Todos los vecinos son simpáticos... demasiado simpáticos, el barrio está lleno de jardines y arbolitos, la gente la cede el paso por la calle, en los puestos del mercado no se le cuela nadie...
Un día va por la calle buscando una farmacia y la primera con la que se encuentra está cerrada por vacaciones, mientras mira el cartel que indica cuál es la más cercana abierta, una señora se le acerca y le habla, yo pensé que era para colársele, aunque no se viera ninguna cola, nunca hay que menospreciar la capacidad de colarse de una señora, incluso en un establecimiento cerrado.
Pero cuando piensas que le va a decir "Yo estaba aquí antes, como en la cola del DIA que dejé mi cesta en 1956 y eso que ni existía la cadena ni nada" pero lo que le dice es:
- Si busca una farmacia abierta, aquí a la vuelta hay una que abre doce horas seguidas
Y se va con una sonrisa
- Esa es satánica, como mínimo. Le conté a mi gata
Otro día, cuando cruza su calle, un hombre mayor la llama:
- Usted, usted
La mujer aprieta el bolso y el paso hasta que oye que el provecto caballero (qué rápido se pasa de mangante callejero a respetable conciudadano) le dice:
- Usted ¿sigue la moda?
- Ein? (No es de réplica rápida esta chica - Me dije)
- Es que verá, me han dado esta revista con el períodico y como yo no la quiero, he pensado que a lo mejor a usted le gustaría.
- A que es La Atalaya - Le grité
Aún más increíble: una noche llama al ascensor para bajar la basura y cuando llega el susodicho, al abrir la puerta ve a otro vecino con varias bolsas en el interior (en el del ascensor, no del vecino que eso sí que sería sospechoso).
- Umm, no sé si quepo.
- ¿Vas a bajar la basura?
- Sí (por eso tengo una bolsa amarilla en la mano y otra del súper con un nudito muy mal hecho)
- Pues dame las bolsas y ya te las bajo yo, que es una tontería que bajemos los dos
¡Mira, esto sí que no hay quién se lo crea! Murmuré, mientras buscaba el mando a tientas en el sofá.
Hice zapping un rato, hasta que acabé harta de ver gente que va a subastas de trasteros, gente que hace tartas con formas de trasteros y gente que quiere tener un “sótano terminado” (para usarlo de trastero) volví al canal:
La chica (chica, he dicho chica, aunque la gente insista en llamarle "señora") había descubierto con gran sorpresa (¡Cómo se nota que no ves Antena 3, muchacha! - Le grité) que su nuevo barrio escondía un oscuro secreto y ahora se enfrentaba con sus vecinos y al lider de todos ellos: Nemesio, el portero.
Nemesio le dice, mientras le coge unos cartones que iba a tirar al contenedor de la mano para llevárlos él:
- Así es, nueva vecina de inextricable belleza, somos un grupo de robots que hemos creado la comunidad perfecta llena de educación, limpieza y civismo, pero carentes de vida y ese crisol de emociones y pequeños defectos que os hacen únicos a los humanos
- Oh cielos, entonces ¿y si me quedo con vosotros dejaré de oír bachata a todo trapo?
- Sí, pero perderás todas las cualidades que os hacen únicos a los seres humanos
(¿Cuánto he oído yo esto antes?)
-¿Y los vecinos me harán favores en vez de robarme?
- Sí, sí, pero perderás esos miles de detalles que conforman la maravilla de la naturaleza que es el ser hum...
- Déjate de naturaleza humana! ¡Viva los robots! ¡Viva los señores que regalan suplementos dominicales!
Y se quedan todos juntos al final de la película bailando la música de la Guerra de las Galaxias (esto también me es familiar, pero no sé porqué) mientras cantan a coro “cero uno, cero uno, cero, cero, cero unoooo”.
Eso sí: en un local perfectamente insonorizado, con los decibelios controlados y hasta la hora que la ordenanzas municipales prescriben.
Y yo pensé, ¿pues sabes lo que te digo? Que me parece genial porque yo... Yo, robot!!