¿Cuál será la opción verdadera? Qué intriga ¿eh? Yo no estaba tan inquieta desde la última vez que jugué a eso de quitar el rabito a una manzana haciéndolo girar y decir con cada vuelta una letra del alfabeto: A, B, C... Hasta que se rompe el susodicho pedúnculo y sabes cuál será la inicial del nombre del hombre/mujer de tu vida.
Y si por ejemplo, te sale la F ya sabes que será un Filomeno o un o Feliciano con suerte un Ferminiano. Yo oía que en mi colegio las otras niñas decían Fernando, Francisco y otros por el estilo pero nada, yo de Fanurio, no bajaba.
Lo dicho, que no sentía tanta intriga desde la última vez que hice este juego. O sea desde el domingo.
Oye que quién te dice que no hay por ahí un Fedor o un Fulvio esperándome.
Como sé que estáis más o menos como yo (sin conocer a ningún Febronio, quiero decir) ya es hora de desvelar cuáles han sido los más menos votados y cuál es el real.
Del menos al más votado...En dura competencia tenemos en el último lugar la opción:
3.- Navajita plateá
Vale, no se llamaba así, pero yo cuando votaba alguien pensaba "otro para Navajita Plateá".
Pues habéis acertado de pleno, porque no, no es la verdadera, aunque en este caso la realidad supera la ficción, porque he visto cosas que nunca creeríais en el asunto "corbata del novio". O según si habéis ido a celebraciones tan selectas como yo, o no. En todo caso ¿alguien puede culparme por refozilarme mientras fantaseaba con que alguien se ampute algo, después de haber visto cómo me ofrecían en una bandejita de alpaca fragamentos selecto del supuesto "calzoncillo del novio?
Y una pregunta ¿quién está dispuesto a pagar para conservar como recuerdo un trozo de tela blanca con dibujitos azules y una etiqueta que pone "Abanderado"? ¿Qué se hace con eso después? Porque si ya el típico regalito de unas peladillas, figurita de los novios en tonos pastel o similar, terminan siendo engorrosa ¿qué se hace con un trozo de calzoncillos?
Y novios del mundo ¿de verdad queréis que lo primero que vuestra suegra guarde para siempre un trozo de vuestra ropa interior? Pero en fin, yo qué sabré, si lo hace todo el mundo, será que es una señal de buen gusto y glamour, de hecho creo que Carolina de Mónaco lo ha hecho en todas sus bodas: La del play-boy y en las dos que se casó embarazada.
Y así acabaron todas: con los hombres abriéndose 10 o 12 botones de la camisa y las mujeres poniéndose las flores del centro de mesa en el pelo, mientras dicen "estoy un poquito piripi".
4. Tarta volante no identificada
Érase que se era una muchacha que no quería que en su boda no hubiera corbatas cercenadas, espadas toledanas ni otras bonitas costumbres patrias, pero que ¡oh desgracia! tenía un hermano que era empleado de Lord Winston's.
Pero cuando le dijo que pensaba celebrar su boda, íntima y de buen gusto, en algún lugar ad-hoc, oyó como el muchacho le decía que si en su festiva empresa se enteraban de que su hermana se había casado en otro sitio, su empleo pendería de un hilo, como la tarta nupcial.
Así que lo celebró en aquellos concurridos salones y, como obsequio especial a la hermana de un empleado, tuvo todos los extras habidos y por haber: los mariachis, la danza del fuego cuando salía la carne... y por supuesto la tarta voladora.
No, no era yo la hermana casadera, pero sí que me contaron esa historia siendo yo mozuela y me quedé fascinada de que existiera esa especie de salón de las mil y una noches. Y sobre todo pensé "No quiero irme de este mundo sin probar pipas, Facundo". Es que se lo decía a Facundo, un novio que tuve yo a ver si cumplía mis expectativas fruteras.
Pero bueno, después de que Facundo me comprara unas pipas, le dije que yo lo que quería de verdad, era ver bajar esa tarta del techo.
Facundo se asustó viéndome tan interesada por el tema nupcial y huyó fuera del frutos secos. Y ese es el motivo de que no me haya casado y nada más que ese (o a lo mejor fue lo de la suegra cantante, a veces se me olvida)
Algún tiempo más tarde, cuando ya me estaba consolando de lo de Facundo, fui invitada a una boda ahí y casi no podía refrenar mi alegría y mi emoción ¡¡pronto vería la famosa tarta UFO!!
En fin, que no entiendo por qué ha obtenido tan pocos votos está opción, dejando a un lado que sea completa y absolutamente falsa (como lo de Facundo, lo reconozco)
Pero lo demás es cierto y quiero hacer públicamente una reivindicación, no, una exigencia: yo fui a Lord Winston's llena de ilusión y de esperanza y ¡¡jamás vi la tarta bajar del techo!!
Porque bajaba, amigos, bajaba. Yo fui invitada a una boda a ese señero local (signifique lo que signifique "señero") del asunto nupcial y todo el mundo que lo conocía, me dijo lo mismo "Ya verás cuando baje la tarta del techo".
Yo aguanté tooooda la interminable sucesión de platos que me hubiera ahorrado, incluida la langosta de cartoncillo, con la esperanza de contemplar ese fenónemo sin igual.
Pero nada, no bajó. Qué decepción más enorme y lo que es peor, no tengo ni idea de dónde venden las pipas esas ni dónde sacarme un novio que se llame Facundo.
1. Los novios desaparecidos
A solo dos votos de la más votada ha quedado esta bonita anécdota de novios que se casan en una iglesia de capital de provincias y después dejan a los invitados abandonados a su suerte, en un mesón plagadito de cochinillos y muebles castellanos.
Pero vamos a ver ¿dónde se ha visto que los novios no asistan a su propio banquete? ¡Si hay gente que se casa solo por eso! ¿Y cómo van a poder decir después "Fue el día más feliz de mi vida"? Hombre, poder pueden, pero queda un poco mal:
- El día más feliz de mi vida, porque dejé a mis suegros colgados con 40 invitados y una tarta de 7 kilos de chantilly.
A ver ¿dónde se ha visto eso? Poes por lo que se ve en mi familia, porque sí, es la verdadera.
No hay mucho más que contar: yo era pequeña, nos dijeron lo del viaje y que comiéramos y bebiéramos (yo, una Fanta, supongo) y se oyó lo de "que se besen los padrinos" (sospecho que cuando ya había alguno "un poco piripi") pero poco más que decir.
Como no había mucha gente y sobre todo no existía la típica mesa de amigos de los novios, yo sospecho que pasaban de nosotros, que eramos invitados de esos que se invitan porque a tu madre si no, le daría un disgusto. Y si los invitas y pasas de ellos, pues no, que no se lleva el disgusto ese. Porque el disgusto es menos si dejas al tío Antonio comiéndose un cochinillo, por lo menos para el tío Antonio y para tu madre, porque para el cochinillo, no creo.
2. La cantante calva
Ooooh pues no, no me ha pasado nunca nada así y ya lo siento, porque era un recuerdo muy bonito que algún día me hubiera gustado incluir en mis memorias, cuando alguna editorial me pida de rodillas y con un jugoso adelanto en las manos. ¡No, que me pida reptando por el suelo de mi inmenso salón y un jugoso cheque en la boca! Que me pida publicar un libro en el que se vea enorme mi nombre y mi foto y que diga algo así como "MEMORIAS DE LOQUE" y en letra muy-muy pequeña "Dictadas a un becario que ha corregido las comas y eliminado el sangrante laísmo inherente en tan magna autora"
Pues no, no conocí a Facundo en ningún banquete. Ni en ninguna parte, que también es verdad.
Lo más parecido que me ha pasado en la vida es que fui a una boda cuyo banquete estuvo amenizado por un organillo que interpretaba ora Imagine, ora Guantanamera, ora quién sabe porque al cabo de media hora de organito y media docena de calamares, empanadilla y otros manjares convenientemente rebozados ya no hay quién diferencie un ninoninoooo de otro.
Aunque sí es verdad que en esa boda del organillo estuve en la mesa de esos primos del pueblo que llevan "el pantalón de las bodas" (que no les cierra) aunque yo lo pasé bien, en todo caso, ni aunque me hubieran vuelto a poner la langosta de mentira, hubiera sido quién lo pasará peor de aquella mesa, porque el joven hermano de la novia se llevó sin duda la peor parte. Sobre todo de los fritos variados, cuyo remanente siempre terminaba en su plato, porque cada vez que sobraba algo, los camereros se lo ponían a él y le decían algo así como "Para ti que estás en crecimiento".
Aunque si creía que lo malo de tener unos 20 años y ser espindargo, estaba muy equivocado, como pudo comprobar cuando llegó la hora de los cafés y una señora se personó en nuestra mesa y sin mediar una palabra (ni provocación), le puso una foto ante los ojos y le soltó estas tres crípticas frases
- Alberto. Mi hija. 18 años
El pobre chico, aún con ochocientos gramos de huevo y harina sin digerir en el cuerpo, enfrentado a una foto de estudio de una chica morena con cara de enfadada, se defendió como pudo con un tímido:
- Aaaaah.
No contenta con esto, la madre de la hija de 18 años decidió sacar la artillería pesada y mostrar a su vástaga luciendo toda la lozanía de su juvenil edad, vestida para matar (sospecho que a puntito de salir para una fiesta de nochevieja) y con un seductor gesto solo vagamente enturbiado por el wc en el que había subido la pierna.
El destinatario de tan sutil pose, sudando tinta (tinta de calamar a la roma) miró la foto, miró a la madre, miró al camarero que llevaba toda la noche atiborrándole y encomendándose a todo lo que se le ocurría, dijo lo único que un caballero puede decir en ese momento:
- Muy mona
Bueno, al lío: Charlie Hell fue el primero en acertar este apasionante reto (qué pasa, hay gente que considera que lo último que quiere hacer en la vida es comerse unas pipas, así que si yo quiero llame a esto apasionante reto).
Pero también acertaron Doctora, Elena Rius, Ángeles y Gallo. Enhorabuena a los acertantes que próximamente recibirán en su dirección postal o de e-mail, lo que prefieran, un calamar a la romana de los que no se pudo comer ni ese pobre muchacho.
Están un pelín reveníos, lo reconzco.
Vaaale, vaaale, no se me olvida que prometí a Susana el voto de calidad a la hora de escoger la que será la foto de mi perfil y que todos los acertantes (y los no acertantes, la verdad) pude votar, pero que Charlie Hell y Susana tendrán voto de calidad.
Y estas son las fotos a escoger, pido disculpas por la pésima calidad de las imágenes y sobre todo porque no aparezca en ninguna una chica enseñando pierna encima del retrete de su casa.
Os recuerdo que mi botín querido desapareció y después apareció y que quiero conmemorar tan feliz reencuentro con estos documentos gráficos que cuentan cómo fue el reencuentro en plan Pimpinela (como en aquella boda)
1. ¿Quién es?
¿Qué vienes a buscar?
A ti.
Ya es tarde.
¿Por qué?
Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti. Por eso vete, olvida mi nombre, mi caja de zapatos y mi piel vuelta
3. Jamás te pude comprender.
Pues hijo está muy claro, me diste la patada
(como buen botín que eres) y ahora soy yo quién te la da sobre todo si
te acercas un poco hijo, que ahí tan lejos no puedo
4. Bueno vale, pero solo si te afeitas la barba y dejas de cantar
5. ¿Nunca has pensado que cantar esto siendo hermanos es un pooc, no sé, como rarito?
Grimosillo, diría yo.
Pues para andar va a ser un poco complicado, no es por nada