Fueron 20 segundos para poner el tornillo y 3 minutos para abrir la caja.
Sí lo sé, es bochornoso pero es que siempre he sido una inútil absoluta con "las manualidades", los "trabajos manuales", la "pretecnología" o cualquier otro término que camufle a un grupo de niños pegando garbanzos en una cartulina.
Una amiga hace bisutería, cose, se inventa cosas... No sé... a mí me parece como si fuera contorsionistas o algo así, como si me dijera "Mira lo que hago" y se pusiera el pie detrás de la cabeza.
Entrad, entrad en su blog, apiguitos y apiguitas y sus quedaréis flipados.
Por cierto, ella me descubrió el blog de Espita Gorgorita, que es mañosa, a la par que ingeniosa (y que lleva tiempo "enlazada" en esta santa casa).
Pero volviendo a la triste historia de mis clases, dire que yo era como el Dr. Frankenstein de las manualidades, pensaba en una criatura hermosa que asombrara al mundo, y solo creaba a un monstruo lleno de costurones que causaba pena y rechazo a los que le contemplaban.
Cómo entiendo a esos pobres que se presentan a castings tipo "Operación Triunfo" convencidos de que van a entrar en el mundo del espectáculo. Y sí que entran sí, pero en los archivos del zapping y de YouTube.
Yo era igual, siempre había una diferencia inmensa entre lo que mi imaginación creaba y lo que mis manos perpetraban.
Recuerdo una Mafalda en arpillera, que si la ve Quino me denuncia. Bueno, a lo mejor no, por si acaso hubiera posibilidades de que en la cárcel me pusieran a hacer artesanía. En mi defensa diré que la arpillera la inventó un Federico, seguro.
Ya de adulta, comiendo un día con unas compañeras, todas contaban qué cosas hacían en el colegio. La mayoría habían bordado una mantelería y las más modestas confesaban haberse quedado en el "Tú y Yo"
¡Qué vergüenza, yo no hubiera llegado ni a la "T"!
Bien es sabido que el día del padre y de la madre se crearon con la única finalidad de que los niños estén entretenidos todo un trimestre, haciendo un cenicero con tendencias autodestructivas que el padre/madre recibe haciendo grandes alardes interpretativos, mientras dice
- Uy, qué bonito.
Y es que en el código genético del buen padre/madre está decir "Qué bonito" a cualquier espanto que su hijo cree con esas manitas, siempre y cuando lleve escrito "El mejor papá del mundo" (o algo que se le parezca).
Ahora os voy a rebelar la verdad, los profesores de manualidades, sabiendo esto, han decidido poner a prueba a los padres del mundo y han ideado las más abyectas creaciones, que suelen unir:
- Material lamentable
- Diseño delirante
- Ejecución dudosa
¿Cómo creéis si no, que a alguién se le ocurrió hacer un Cristo con pinzas de la ropa? ¡Hombre por Dios! Si es que cae por su propio peso.
Y nunca mejor dicho porque la mayoría se caen al cabo de poco tiempo. Ya digo que todas estas cosas son muy autodestructivas porque suelen sufrir accidentes con facilidad, caerse y romperse, para terrible disgusto de los afligidos padres que por fin pueden dejar de limpiarle el polvo a semejantes obras.
Pues, que llega el día "D" y los pobres padres, venga a fingir.
Que te traen un cilindro hecho con cartulina que se escora peligrosamente y te dicen "es un joyero", pues nada:
- Uy, qué bonito
Que te traen un marca-páginas que se te pegan los dedos al cogerlo y que dice "Te quiero m" y el resto de las letras se caen hacia un lado por que no cabe, pues:
- Uy, qué bonito
Que te traen un mamut disecado
- Uy, qué bonito
En mi colegio un año, intentaron acabar con esta tendencia malsana y decidieron comprarnos, un montón de figuritas de escayola, para que únicamente tuviéramos que barnizarlas y añadir el "para tí papá". Pero de palabra, no vaya a ser que lo estropeáramos escribiéndolo.
Eran unos conejitos muy monos, que podían pasar perfectamente desapercibidos en una estantería, parecía una idea a prueba de torpes, o eso parecía ....
Continuará