Bienvenidos al fascinante mundo de las búsquedas en internet.
Si alguna vez te habías preguntado qué tecleaba la gente para llegar a este blog, siempre por error, y nunca te habías atrevido a preguntarlo, esta es tu oportunidad.
Esta y las 15 veces anteriores que ya lo he hecho, yo, y mucha más gente, pero hombre, es que hay que venderse un poquito.
A los que ya conozcáis la sección, pues nada chicos, esto es relleno.
Y a los que no la conozcáis todavía: Sección, aquí un lector, lector, aquí una sección.
Y recordad, las consultas (en negrita) están copiadas sin alterar nada, no hay efectos especiales. La gente busca estas cosas, y las busca así(n).
analfetividad del mundo
Yo no lo hubiera dicho mejor.
15 años llegada en limusina
¿Qué lenta, no?
a los psicoanalistas no les gusta disney?
Bueno, no les disgusta, pero son más de la Warner, eso lo sabe todo el mundo.
alguien ha tomado kh7
.. dijo la enfermera al entrar en la UCI.
"la hermana de la bella durmiente"+ síntesis
- Mamáaaaaaaaaaaaaaaa, que no se levanta.
amigas y burbujas
"Solo el sacacorchos acabó con su amistad"
cantantes psicoanalistas
Es triste, pero así está el país. Si hay que buscarse unas chapucillas para acabar el mes, sea haciendo unas sesiones, o unos bolos, pues se hacen.
como se llama la pagina de disney es tix que tu ases el juego que se te imagine con esas caricaturas
www.analfetividaddelmundo.com
como se llamaban las tre adas malas de la bella durmiente
Pues yo pensé que eran hadas, y buenas, pero ahora mismo se lo preguntamos a su hermana, y nos saca de dudas.
como se llama la pelicula donde su propia mano quiere matarlo esta cotorra
"La cotorra que no solo tenía una mano, además era una mano asesina. Que ya es casualidad"
Salió directamente en video.
como se escribe devoluciones
Anda que para uno que escribe bien.
cuantas silabas tiene desacostumbramiento?
¿Cuántas sílabas tiene "no sé yo si esa palabra existe"?
fotos de esqueletos de dinosaurios que se mueven
¡Caramba, los dinosaurios todavía moviéndose! ¡Lo que les cuesta llegar! Claro, irán en limusina.
esto es para la que se le ve bien buena como se llama como se llama se llama mono con cola esta es lachuca que me gusta ami
Y al final ¿Cómo dices que se llama?
as hormigas en francia caminan siempre con elegancia los picapiedra
Fue un cross over entre Los Picapiedra, La Hormiga Atómica y la serie esa de la mofeta que acosa a un gato y le dice "Mon amouuuuur".
Salió directamente en video.
lavella y lavesa
Sí, al final la besa, creo que cuando están bailando, más o menos.
cuantas silabas tiene la palabra decencia
¿Cuántas sílabas tiene "esa palabra la conozco, pero hacía mucho que no la oía"?
mi hijo a ingerido kh7
¡Aquí, aquí, señorita enfermera aquí está el paciente!
Sí, el que no llevaron a Urgencias hasta que su madre no entró en mi blog.
mujere con cuarto
¿De baño?
por que coca cola dejo de patrocinar a viva la gente?
¿Un súbito ataque de buen gusto musical?
tios de fondo flamenco
¿Sabéis esa gente que te roba el dinero, te da patadas en las rodillas y tira a tu abuelita por las escaleras, y siempre hay alguien que dice que en el fondo son buenos? Que piensas "pero muy en el fondo".
Pues estos, son gente que tú los ves y parecen no sé, brokers con un MBA por la universidad de Minglanilla, pero que en el fondo querrían ser palmeros en un tablao del centro.
En el fondo querrían tener, a las cuatro de la mañana, que sacar del escenario a algún cliente más chuzo que un colibrí, que insiste en buscar el pendiente de Lola Flores en el moño de las bailaoras.
Es lo quisieran ser en el fondo. Pero muy en el fondo.
torre de pisa cogida con las manos
Entra en la categoría de "fotos lamentables que todos hacemos cuando vamos de viaje, porque en los desayunos de los hoteles nos ponen algo, porque si no, no se explica".
que color rima con una pantaloneta azul
No hombre, no. ¿Cómo va a pegar "pantaloneta" y "azul"?
"Pantaloneta" y "violeta", mira, eso sí que rima.
cuantas silabas tiene la palabra paciencia
Eso me pregunto yo.
Este blog está enfocado a la dominación mundial, o en su defecto la de algún polígono industrial que esté mal vigilado.
miércoles, 23 de mayo de 2012
jueves, 17 de mayo de 2012
No sé nada de ti, y me duele
Él:
¡Hola amiguitos y amiguitas! Me presento, me llamo Payasito, muchos me recordaréis, con mi aspecto juvenil, y mi forma de vestir desenfadada: Un pantalón cómodo, una camiseta de rayas y para darle un toque de distinción al conjunto, un sombrero bombín.
Me gusta pensar que tengo un sentido único de la moda. Porque soy el único que piensa que a eso que llevo puesto, se le pueda llamar moda.
Como todos los payasos, nací principalmente, para traer una sonrisa a los niños del mundo.
Y lo hacemos de la siguiente manera: Primero provocamos rechazo, miedo y pesadillas en los tiernos infantes, creando incluso fobias que les obligan a ir terapia durante años. Gracias a lo cual el terapeuta puede pagar costosas ortodoncias a sus hijos, y por fin pueden sonreír y dejar de taparse la boca en las fotos: Y así es como al final ¡ponemos una sonrisa en la cara de un niño!
Aunque a veces los críos resultan ser más duros de pelar de lo que uno pensaría, y para producir estos sudores fríos y terrores nocturnos, necesitamos recurrir a palabras mayores y llamamos a nuestras mejores amigas: Las muñecas de caras de porcelana.
Yo, que confío en la bondad del ser humano e incluso de seres de extraña clasificación, creo a pies juntillas en sus buenas intenciones, pero que no salga de aquí, hay rumores que afirman que son auténticas fuerzas del mal, que algo traman tras sus miradas extraviadas y sus vestidos de volantitos, e incluso que conspiran en silencio para acabar con la sanidad pública y las becas de comedor.
En realidad soy un tipo de payaso algo diferente, y la finalidad de mi creación fue más bien traer un poco de ternura y perogrulladas a la vida de los niños.
Para ser sinceros, más bien a las niñas (a ser posible de colegio de monjas), y más que a su infancia, pura y dura, a los momentos álgidos de la edad del pavo. Esa extraña fase en el desarrollo que suele tener un momento claro de comienzo en el ser humano y, según el individuo, incierto (e incluso inexistente) final.
Pues bien, estas adolescentes gracias a mí y a mis amigos, podían reflexionar sobre las cuitas de la época más aviar de sus vidas, y hallar consuelo a los intrincados dilemas de esa fase de la vida. Mi filosofía es que no hay problema lo suficientemente complejo que una buena dosis de cursilería y un tópico simplón no puedan resolver.
Y si para ello he de recurrir a plagiar frases de cualquiera ¡Lo haré! ¡¡Tan entregado estoy a mi misión!!
Por ello repito sin descanso que "Amar es no tener que decir nunca lo siento", o que "Si lloras, las lágrimas no te dejarán ver estos dibujitos tan cursis".
Y si a esto le añado una florecita en la mano y una poniendo carita de pena, éxito seguro.
Durante un tiempo, todo fue bien, y alumnas de octavo de EGB de todo el país, nos intercambiaban como si fuéramos cromos, generalmente en la práctica forma de calendario, que no solo servía para recordarles el valor de la amistad, o cualquier otra simpleza, sino para recordar cuándo caía el examen de inglés.
Qué momentos más felices, viviendo en las carpetas forradas, compartiendo espacio con la mirada lánguida del rubio de Los Pecos, Iván, David Summers o cualquier otro cantante aniñado que estuviera de moda en aquel momento.
Pero un día, no comprendo por qué, nuestra estrella empezó a decaer, y la juventud, poco a poco, fue olvidando nuestras obviedades y nuestros gestos de mascota abandonada. Hasta que desaparecimos de la circulación.
Alguno aún sobrevive entre las páginas de un ejemplar de un libro de Martín Vigil, de Torres de Mallory, o incluso del Diario de Cristina F.
Pero la mayoría nos vimos obligados a dormir en polvorientos almacenes, junto a cromos de series de televisión pasadas de moda, y material escolar variado, que sucesivas olas de merchandising, habían ido arrinconando.
A veces hablábamos entre nosotros de nuestros pasados días de gloria:
- Antes todos me querían, los niños me pedían a los Reyes Magos.
Se quejaba un cuaderno de la Liga de Fútbol 84-85.
- De mí decían que no podría acabarse un fenómeno como el mío.
Lloraba una V enorme estampada en todo tipo de artículos de papelería. Un improperio (que mi sagrada misión de pazguatería me impide reproducir) gritó:
- Cállate, callad todos. ¡¡No tenéis ni idea de lo que es caer de lo más alto a lo bajo!!
Que es un tío muy majo, pero la verdad: Naranjito es un amargado.
Yo ya había perdido la esperanza de poder volver a hacer un nuevo amigo, cuando fui rescatado para imprimir un calendario. ¿En qué año estaremos ya? Pensé.
Al fin me enteré: Año 2012. ¿Año 2012? ¡Año 2012!
¡Casi me caigo del calendario! Si en mi época había quien pensaba que no sobreviviríamos al 2000, y si lo hacíamos, sería en naves espaciales. ¿Cómo estaría el país? La última vez que supe algo del mundo, en el 92, se decía que a España le esperaba un futuro muy brillante.
Así que esperé pacientemente en mi nueva casa, un calendario de publicidad de un tal Herbolario El Sauce Llorón. Hombre, qué alegría, con lo bien que se me da a mí dejar caer una lagrimita falsa.
Ahí esperé pacientemente a mi nuevo amigo, para el que tanto significaría mis filosofía de baratillo. Al fin, llegó el día, y me vi junto a un ticket, en la mano de una mujer que me miraba y decía:
- Pues hubiera preferido que no me cobraran la bolsa.
¿La bolsa, la bolsa de plástico? Pero si eso no se cobra, mujer.
Lo primero en lo que me fijé era en que tenía una belleza incontestable, y lo segundo, que me dejó dentro de la bolsa esa (al parecer tan cara), durante dos semanas.
Hasta que un día, caí al suelo de su cocina, cuando me recogió, la miré con mi expresión más tierna, convencido de que me guardaría entre las páginas de su diario.
Sin embargo, no sé... algo me pareció que no salía del todo bien, y eso que me cogió varias veces y que parecía muy impresionada, y que repetía mucho una frase. No sé, entiendo que han cambiado muchas cosas ahora, en el futuro, donde vivo, pero ¿la madrequeloparió, es bueno? A mí me pareció que no.
Un día me metió en su bolso y cuando me sacó, y me enseñó a una amiga, yo pensé que era bueno, porque me pareció que le quería hacer un regalo, como aquellos tiempos en que las mejores amigas me intercambiaban en la hora de estudio, entre "mates" y "reli".
- Que no, que no, que yo no lo quiero. Exclamó la amiga. Qué generosidad, pensé yo.
- Venga mujer, si es genial.
¡Genial! Eso es que le gusto ¿no?
Y empezaron a reírse. Mejor, porque los payasos queremos que la gente se ría. Eh, eh pero... no tanto, eh?
Ella:
Siento interrumpir su relato, pero amigos, he de comunicaros que Payasito nos ha dejado.
No, no ha muerto. Y no porque yo no lo intentara. ¡Quién iba a pensar que ese cartoncillo fuera tan resistente!
Tampoco conseguí colocárselo a nadie. No, Payasito se ha ido literalmente, me ha abandonado, por su propio pie.
Yo iba en el metro, leyendo un libro en el que había terminado la estampa filosófico-intantiloide, como marca-páginas de emergencia.
De repente, vi que el amigo de los niños había desaparecido de entre las hojas. Me moví un poco a un lado y a otro, incluso miré debajo del asiento y lo supe: Harto de las públicas humillaciones a las que le sometía, Payasito había cortado conmigo.
Cuando anunciaron mi parada, y me acerqué a la puerta del vagón, seguía escondido, pero en el último minuto pude vislumbrar como se asomaba, debajo del asiento.
Noté que me miraba con resquemor (sea lo que sea eso) y no quise volver atrás, y menos, que se me pasaba la parada (que después da mucha vergüenza tener que volver a coger el metro en el otro sentido).
- Sin rencores, Payasito.
- Sin rencores tú, que no te he hecho nada, excepto intentar llevar un poquito de ternura a tu negro corazón.
- Ya verás como ahora te encuentra alguien te aprecie más, no sé, una monja seglar. O un despistado de la JMJ.
Se negó a contestarme.
- Venga Payasi, que no es por ti, es por mí.
- ¡Y tanto que es por ti!
- Venga hombre, no llores, que si lloras, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.
Salí del tren en ese momento, y no me hagáis mucho caso, pero en medio del piii-piii-piii que avisa del cierre de las puertas, me pareció escuchar algo que me sorprendió, porque un payaso no puede metarte la abuela ¿verdad?
¡Hola amiguitos y amiguitas! Me presento, me llamo Payasito, muchos me recordaréis, con mi aspecto juvenil, y mi forma de vestir desenfadada: Un pantalón cómodo, una camiseta de rayas y para darle un toque de distinción al conjunto, un sombrero bombín.
Me gusta pensar que tengo un sentido único de la moda. Porque soy el único que piensa que a eso que llevo puesto, se le pueda llamar moda.
Como todos los payasos, nací principalmente, para traer una sonrisa a los niños del mundo.
Y lo hacemos de la siguiente manera: Primero provocamos rechazo, miedo y pesadillas en los tiernos infantes, creando incluso fobias que les obligan a ir terapia durante años. Gracias a lo cual el terapeuta puede pagar costosas ortodoncias a sus hijos, y por fin pueden sonreír y dejar de taparse la boca en las fotos: Y así es como al final ¡ponemos una sonrisa en la cara de un niño!
Aunque a veces los críos resultan ser más duros de pelar de lo que uno pensaría, y para producir estos sudores fríos y terrores nocturnos, necesitamos recurrir a palabras mayores y llamamos a nuestras mejores amigas: Las muñecas de caras de porcelana.
Yo, que confío en la bondad del ser humano e incluso de seres de extraña clasificación, creo a pies juntillas en sus buenas intenciones, pero que no salga de aquí, hay rumores que afirman que son auténticas fuerzas del mal, que algo traman tras sus miradas extraviadas y sus vestidos de volantitos, e incluso que conspiran en silencio para acabar con la sanidad pública y las becas de comedor.
En realidad soy un tipo de payaso algo diferente, y la finalidad de mi creación fue más bien traer un poco de ternura y perogrulladas a la vida de los niños.
Para ser sinceros, más bien a las niñas (a ser posible de colegio de monjas), y más que a su infancia, pura y dura, a los momentos álgidos de la edad del pavo. Esa extraña fase en el desarrollo que suele tener un momento claro de comienzo en el ser humano y, según el individuo, incierto (e incluso inexistente) final.
Pues bien, estas adolescentes gracias a mí y a mis amigos, podían reflexionar sobre las cuitas de la época más aviar de sus vidas, y hallar consuelo a los intrincados dilemas de esa fase de la vida. Mi filosofía es que no hay problema lo suficientemente complejo que una buena dosis de cursilería y un tópico simplón no puedan resolver.
Y si para ello he de recurrir a plagiar frases de cualquiera ¡Lo haré! ¡¡Tan entregado estoy a mi misión!!
Por ello repito sin descanso que "Amar es no tener que decir nunca lo siento", o que "Si lloras, las lágrimas no te dejarán ver estos dibujitos tan cursis".
Y si a esto le añado una florecita en la mano y una poniendo carita de pena, éxito seguro.
Durante un tiempo, todo fue bien, y alumnas de octavo de EGB de todo el país, nos intercambiaban como si fuéramos cromos, generalmente en la práctica forma de calendario, que no solo servía para recordarles el valor de la amistad, o cualquier otra simpleza, sino para recordar cuándo caía el examen de inglés.
Qué momentos más felices, viviendo en las carpetas forradas, compartiendo espacio con la mirada lánguida del rubio de Los Pecos, Iván, David Summers o cualquier otro cantante aniñado que estuviera de moda en aquel momento.
Pero un día, no comprendo por qué, nuestra estrella empezó a decaer, y la juventud, poco a poco, fue olvidando nuestras obviedades y nuestros gestos de mascota abandonada. Hasta que desaparecimos de la circulación.
Alguno aún sobrevive entre las páginas de un ejemplar de un libro de Martín Vigil, de Torres de Mallory, o incluso del Diario de Cristina F.
Pero la mayoría nos vimos obligados a dormir en polvorientos almacenes, junto a cromos de series de televisión pasadas de moda, y material escolar variado, que sucesivas olas de merchandising, habían ido arrinconando.
A veces hablábamos entre nosotros de nuestros pasados días de gloria:
- Antes todos me querían, los niños me pedían a los Reyes Magos.
Se quejaba un cuaderno de la Liga de Fútbol 84-85.
- De mí decían que no podría acabarse un fenómeno como el mío.
Lloraba una V enorme estampada en todo tipo de artículos de papelería. Un improperio (que mi sagrada misión de pazguatería me impide reproducir) gritó:
- Cállate, callad todos. ¡¡No tenéis ni idea de lo que es caer de lo más alto a lo bajo!!
Que es un tío muy majo, pero la verdad: Naranjito es un amargado.
Yo ya había perdido la esperanza de poder volver a hacer un nuevo amigo, cuando fui rescatado para imprimir un calendario. ¿En qué año estaremos ya? Pensé.
Al fin me enteré: Año 2012. ¿Año 2012? ¡Año 2012!
¡Casi me caigo del calendario! Si en mi época había quien pensaba que no sobreviviríamos al 2000, y si lo hacíamos, sería en naves espaciales. ¿Cómo estaría el país? La última vez que supe algo del mundo, en el 92, se decía que a España le esperaba un futuro muy brillante.
Así que esperé pacientemente en mi nueva casa, un calendario de publicidad de un tal Herbolario El Sauce Llorón. Hombre, qué alegría, con lo bien que se me da a mí dejar caer una lagrimita falsa.
Ahí esperé pacientemente a mi nuevo amigo, para el que tanto significaría mis filosofía de baratillo. Al fin, llegó el día, y me vi junto a un ticket, en la mano de una mujer que me miraba y decía:
- Pues hubiera preferido que no me cobraran la bolsa.
¿La bolsa, la bolsa de plástico? Pero si eso no se cobra, mujer.
Lo primero en lo que me fijé era en que tenía una belleza incontestable, y lo segundo, que me dejó dentro de la bolsa esa (al parecer tan cara), durante dos semanas.
Hasta que un día, caí al suelo de su cocina, cuando me recogió, la miré con mi expresión más tierna, convencido de que me guardaría entre las páginas de su diario.
Sin embargo, no sé... algo me pareció que no salía del todo bien, y eso que me cogió varias veces y que parecía muy impresionada, y que repetía mucho una frase. No sé, entiendo que han cambiado muchas cosas ahora, en el futuro, donde vivo, pero ¿la madrequeloparió, es bueno? A mí me pareció que no.
Un día me metió en su bolso y cuando me sacó, y me enseñó a una amiga, yo pensé que era bueno, porque me pareció que le quería hacer un regalo, como aquellos tiempos en que las mejores amigas me intercambiaban en la hora de estudio, entre "mates" y "reli".
- Que no, que no, que yo no lo quiero. Exclamó la amiga. Qué generosidad, pensé yo.
- Venga mujer, si es genial.
¡Genial! Eso es que le gusto ¿no?
Y empezaron a reírse. Mejor, porque los payasos queremos que la gente se ría. Eh, eh pero... no tanto, eh?
Ella:
Siento interrumpir su relato, pero amigos, he de comunicaros que Payasito nos ha dejado.
No, no ha muerto. Y no porque yo no lo intentara. ¡Quién iba a pensar que ese cartoncillo fuera tan resistente!
Tampoco conseguí colocárselo a nadie. No, Payasito se ha ido literalmente, me ha abandonado, por su propio pie.
Yo iba en el metro, leyendo un libro en el que había terminado la estampa filosófico-intantiloide, como marca-páginas de emergencia.
De repente, vi que el amigo de los niños había desaparecido de entre las hojas. Me moví un poco a un lado y a otro, incluso miré debajo del asiento y lo supe: Harto de las públicas humillaciones a las que le sometía, Payasito había cortado conmigo.
Cuando anunciaron mi parada, y me acerqué a la puerta del vagón, seguía escondido, pero en el último minuto pude vislumbrar como se asomaba, debajo del asiento.
Noté que me miraba con resquemor (sea lo que sea eso) y no quise volver atrás, y menos, que se me pasaba la parada (que después da mucha vergüenza tener que volver a coger el metro en el otro sentido).
- Sin rencores, Payasito.
- Sin rencores tú, que no te he hecho nada, excepto intentar llevar un poquito de ternura a tu negro corazón.
- Ya verás como ahora te encuentra alguien te aprecie más, no sé, una monja seglar. O un despistado de la JMJ.
Payasito, superando nuestra ruptura (Imagen de aquí)
Se negó a contestarme.
- Venga Payasi, que no es por ti, es por mí.
- ¡Y tanto que es por ti!
- Venga hombre, no llores, que si lloras, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.
Salí del tren en ese momento, y no me hagáis mucho caso, pero en medio del piii-piii-piii que avisa del cierre de las puertas, me pareció escuchar algo que me sorprendió, porque un payaso no puede metarte la abuela ¿verdad?
miércoles, 16 de mayo de 2012
Resolución al enigma del metro
Pues sí amigos, lo habéis descubierto la mayoría de vosotros, lo que demuestra que sois sabios a la par que bellos, y que tenéis un buen gusto incontestable al visitar este blog y no parar de enviar ramos de flores a la autora.
Lo que llevaba aquella muchacha tan moderna, a la par que poco respetuosa con los pasajeros del metro de Madrid, era una rata.
Una rata-rata, no un roedor cualquiera, sino una rata de alcantarilla. Con abono transportes, pero rata.
Además, por vuestro comentarios he descubierto que es muy normal, todo el mundo tiene hoy en día una rata en casa. Y yo que pensé que después del Tamagochi no me quedaba nada por ver.
Pero la primera en decirlo fue Mónica Serendipia así que es la ganadora de tan magno certamen, y su premio va a ser nada más y nada menos que proponerme un tema para alguna próxima entrada, y a ver cómo me apaño con él.
Ya, hija ya, ya me imagino que preferirías hasta un Tamagochi.
Así que enhorabuena a la ganadora, y a todos los acertantes. Y a los demás participantes, por no creer posible que la gente para por ahí con ratas en el hombro.
Y gracias a todos por seguirme el rollo.
Lo más alucinante de ese día, no sé si fue ver a la ínclita con aquel ser del inframundo haciendo equilibrios en su hombro, o ver cómo la gente que la rodeaba (que era bastante), ponía cara de "A mí, plín, yo estoy hecho a todo (y además, duermo en Pikolín)".
Que sí, que sí, que en el metro se ven cosas muy raras, pero esto ya es pasarse, no hay que hacerse tanto el urbanita chulito.
- Disculpe, joven, me parece que su animal de compañía me acaba de morder un ojo ¿no llevará la antitetánica por ahí a mano?
Y digo yo, qué tendrá la gente en contra de los gatos y los perros. Que me gustan en relación directamente proporcional a lo que odio a los hamsters y cobayas.
Las ratas, directamente, no las considero mascotas, las considero, no sé, "gastos de difícil justificación".
Nunca entenderé porqué tan deleznables alimañas pueden tener mejor fama que los gatos. De esto ya me di cuenta en aquella vida anterior mía, allá por el siglo XVIII en el que crucé el charco, en precarias circunstancias.
¿He dicho que "crucé el charco"? Más bien lo intenté, o lo intentamos los 45 pasajeros y 12 miembros de la tripulación que fenecimos en medio del Atlántico, después de que las ratas acabaran con todas las provisiones de abordo.
Aún recuerdo mi último intercambio de pareceres con el capitán del barco:
- No me molestaría tanto morirme de hambre, si no fuera porque antes me han contagiado la peste bubónica.
- Pues mira que me dijeron que lleváramos un gato a bordo, pero solo había uno negro, y eso da mala suerte.
- ¡Lo que nos faltaba en este viaje, además tener mala suerte!
Ya sé que no es la primera que lo digo, pero la culpa de todo la tiene Disney y su manía de hacernos creer que las ratas son amables criaturitas, e incluso pueden tener una estrella Michelin.
Que es ficción, me diréis. Vale, pero yo por si acaso, no pienso comer en EuroDisney en la vida.
¡Qué asco le tengo a Walt Disney! ¡Y con lo que odio descongelar la nevera!
Lo que llevaba aquella muchacha tan moderna, a la par que poco respetuosa con los pasajeros del metro de Madrid, era una rata.
Una rata-rata, no un roedor cualquiera, sino una rata de alcantarilla. Con abono transportes, pero rata.
Además, por vuestro comentarios he descubierto que es muy normal, todo el mundo tiene hoy en día una rata en casa. Y yo que pensé que después del Tamagochi no me quedaba nada por ver.
Pero la primera en decirlo fue Mónica Serendipia así que es la ganadora de tan magno certamen, y su premio va a ser nada más y nada menos que proponerme un tema para alguna próxima entrada, y a ver cómo me apaño con él.
Ya, hija ya, ya me imagino que preferirías hasta un Tamagochi.
Así que enhorabuena a la ganadora, y a todos los acertantes. Y a los demás participantes, por no creer posible que la gente para por ahí con ratas en el hombro.
Y gracias a todos por seguirme el rollo.
Lo más alucinante de ese día, no sé si fue ver a la ínclita con aquel ser del inframundo haciendo equilibrios en su hombro, o ver cómo la gente que la rodeaba (que era bastante), ponía cara de "A mí, plín, yo estoy hecho a todo (y además, duermo en Pikolín)".
Que sí, que sí, que en el metro se ven cosas muy raras, pero esto ya es pasarse, no hay que hacerse tanto el urbanita chulito.
- Disculpe, joven, me parece que su animal de compañía me acaba de morder un ojo ¿no llevará la antitetánica por ahí a mano?
Y digo yo, qué tendrá la gente en contra de los gatos y los perros. Que me gustan en relación directamente proporcional a lo que odio a los hamsters y cobayas.
Las ratas, directamente, no las considero mascotas, las considero, no sé, "gastos de difícil justificación".
Nunca entenderé porqué tan deleznables alimañas pueden tener mejor fama que los gatos. De esto ya me di cuenta en aquella vida anterior mía, allá por el siglo XVIII en el que crucé el charco, en precarias circunstancias.
¿He dicho que "crucé el charco"? Más bien lo intenté, o lo intentamos los 45 pasajeros y 12 miembros de la tripulación que fenecimos en medio del Atlántico, después de que las ratas acabaran con todas las provisiones de abordo.
Aún recuerdo mi último intercambio de pareceres con el capitán del barco:
- No me molestaría tanto morirme de hambre, si no fuera porque antes me han contagiado la peste bubónica.
- Pues mira que me dijeron que lleváramos un gato a bordo, pero solo había uno negro, y eso da mala suerte.
- ¡Lo que nos faltaba en este viaje, además tener mala suerte!
Ya sé que no es la primera que lo digo, pero la culpa de todo la tiene Disney y su manía de hacernos creer que las ratas son amables criaturitas, e incluso pueden tener una estrella Michelin.
Que es ficción, me diréis. Vale, pero yo por si acaso, no pienso comer en EuroDisney en la vida.
¡Qué asco le tengo a Walt Disney! ¡Y con lo que odio descongelar la nevera!
miércoles, 9 de mayo de 2012
Adivinanza sobre el metro
Érase que se era una mujer de inmarcesible belleza (de vez en cuando hay que variar de tipo de belleza), que un domingo por la tarde cualquiera estaba entrando en un anden del metro de Madrid, cuando de repente, se cruzó con una chica joven, con aspecto de cantante indie.
La joven le llamo la atención porque llevaba algo en la mano que en un primer vistazo le pareció un bolso muy moderno, pero viéndolo mejor, observó con asombro que era un cubo. Un cubo de los de agua, de toda la vida, pero muy mono, pequeñito, fashion, negro. Pero eso no fue lo más sorprendente, lo que realmente la mantuvo ojiplática hasta Cuatro Caminos es que la muchacha llevaba... ¿Qué llevaba? ¿Queréis adivinarlo?
1) Un serpiente en el hombro.
¿Recordáis aquella escena de "Abierto hasta el amanecer" en la que una espectacular Salma Hayek bailaba, de la forma más sexy posible, con una serpiente enorme y lustrosa en los hombros?
Pues olvidadla por completo, que en lo único que se parecía esta imagen, es en que la chica, ciertamente, iba dando el espectáculo.
A ver ¿acaso no os dicho que la chica era como una cantante indie? ¿Y alguna vez habéis visto una cantante indie que se parezca a Salma Hayek moviendo las caderas? Venga, vamos a pensar todos en nuestra cantante indie favorita.
¿Cómo? ¿Qué? ¿Que me he pasado? ¿Que otro día piense en algo más fácil como hacer una puesta en común de nuestras ecuaciones de segundo grado favoritas?
Tampoco el otro miembro del dúo era lo que se dice idéntica que la serpiente de la película, reconozco que quizá he sido algo exagerada y en vez de ser una exótica serpiente, era un culebra tipo diputación provincial.
Y de ahí no paso ¿eh? Que no era un collar, ni un foulard, ni una ilusión óptica, era una culebra viva.
Y qué conste que soy la persona adecuada para reconocerlas, que de pequeña tuve dos encuentros traumáticos con dicha especie ¿eso es una especie? bueno, con esos bichos y me duró la impresión hasta que ... hasta que... hasta que vi por primera vez a una cantante indie.
Es de suponer que el cubo lo llevaba para meter al animalillo silvestre dentro mientras iba en el vagón, o mientras pasaba los torniquetes, para que no le hicieran pagar el abono transportes, que no está la cosa para fiestas.
2) Una cacatúa en el hombro.
Sí, sí, como cualquier lobo de mar que se precie. Que se precie de salir en una película de piratas de serie C.
Ya sabéis, como una coproducción hispano-italiana-húngara de los años 60, con el Mister Universo de ese año, con el pecho afeitado interpretando a un dinámico, a la par que inexpresivo corsario y la segunda dama de honor de Miss Turín intentando parecer una princesa secuestrada.
El mismo equipo artístico realizó después "Maciste contra los centuriones de oro", más tarde "Maciste contra la Momia" y ahora... bueno, mejor no os cuento lo que hacen ahora.
¿Os imagináis ese tipo de películas así como grimosillas? ¿No? Pues imaginaros a la cantante indie, que también da mal rollo.
Respecto al elemento animal, a lo mejor era un loro, o cualquier otro familiar cercano. Es que no tengo ningún trauma asociado a los pájaros parlantes y no puedo aportar mucho más, pero resumiendo: Que era un pájaro con tupé, vivito y coleando.
Bueno, en la cola no me fijé mucho, que soy una señorita, pero la cabeza la movía arriba y abajo, como cuando hace la gente cuando están en una reunión de trabajo y está el jefe (y ser humano del que depende su sustento) exponiendo algún apasionante tema sobre la sinergia y los plazos de entrega.
Es de suponer que el cubo lo llevaba para el alpiste o para que se escondiera el pobre animal, cuando se cansara de pasarlo pirata.
3) Una rata en el hombro.
Sí, una rata, marrón y con manchas, no he dicho un hámster, ni una cobaya, ni una ardilla en Halloween, ni ningún otro roedor que no acabara con dos tercios de la población europea por medio de la peste bubónica.
He dicho una rata repugnante. Vale, me he sobrado un poco, lo sé, lo sé, no hacía ninguna falta.
¿Porque qué falta hace decir "repugnante" si ya has dicho "rata"?
Otra posibilidad es que la rata no fuera suya, y sencillamente era la típica chica normal y corriente que iba por ahí con un cubo en la mano, y una rata espontánea que pasaba la vio y dijo "Mira, esta muchachuela es igualita que mi cantante indie favorita" Y se fue con ella.
Es de suponer que el cubo lo llevaba para, mira no sé, pero yo en su caso, lo utilizaría para ponérmelo en la cabeza para que no me reconociera nadie.
¿Que cómo llega alguien a pasearse por el metro de Madrid con una rata encima?
Pues a menos que fueran unas hombreras de rata creo que ... (la imagen comienza difuminarse y se oye una musiquilla que indique que empieza un flash back):
Hubo en tiempo no muy lejano, y una ciudad no tan lejana, en la que vivía una familia feliz.
El papá, la mamá y una dulce niñita de mirada candorosa.
Pero un día, los papás se quisieron echar la siesta, así que pusieron a su dulce hijita delante de la tele, donde el canal Disney emitía una película muy bonita en la que un cachorro de una especie escogida aleatoriamente, se hace amigo de un niño y juntos viven muchas aventuras.
Así que los padres, que dormían plácidamente, fueron despertados por la dulce voz de su dulce hija
- ¿Puedo tener un cachorrito?
- Eeeeh?
- Un perrito.
- No hija, no, que dan mucho trabajo.
- Pero, yo lo cuidaré, y lo bañaré y lo sacaré a pasear a las seis y media de la mañana, para que me secuestre algún pervertido y la portera me regañe por pisarle lo fregado.
- No, hija que no.
A partir de ese momento, la paz familiar se vio alterada, y la niña no cesaba en sus incesante súplicas (por eso no cesaba, porque eran incesantes, no sé si ha quedado claro).
Así, se han destruido muchas familias ¡Y menos mal que no había visto liberad a Willy!
Hasta que un día, a la hora del desayuno, en medio de un ambiente ya algo enrarecido la nena preguntó:
- Puedo tener... (momentos de tensión) ¿un gato?
Pero tampoco se podía, ni con unos peces, ni un hurón, ni un periquito, ni una boa constrictor, que ya se la había pedido la de la primera opción
Y al fin, un día, en medio de una batalla familiar que ya duraba años y que hecho que la madre se hiciera narcoléptica, y el padre filatélico, la hija preguntó:
- ¿Y una rata?
- ¿Y qué más? Dijeron los padres.
Pues por lo que parece, un cubo.
La joven le llamo la atención porque llevaba algo en la mano que en un primer vistazo le pareció un bolso muy moderno, pero viéndolo mejor, observó con asombro que era un cubo. Un cubo de los de agua, de toda la vida, pero muy mono, pequeñito, fashion, negro. Pero eso no fue lo más sorprendente, lo que realmente la mantuvo ojiplática hasta Cuatro Caminos es que la muchacha llevaba... ¿Qué llevaba? ¿Queréis adivinarlo?
1) Un serpiente en el hombro.
¿Recordáis aquella escena de "Abierto hasta el amanecer" en la que una espectacular Salma Hayek bailaba, de la forma más sexy posible, con una serpiente enorme y lustrosa en los hombros?
Pues olvidadla por completo, que en lo único que se parecía esta imagen, es en que la chica, ciertamente, iba dando el espectáculo.
A ver ¿acaso no os dicho que la chica era como una cantante indie? ¿Y alguna vez habéis visto una cantante indie que se parezca a Salma Hayek moviendo las caderas? Venga, vamos a pensar todos en nuestra cantante indie favorita.
¿Cómo? ¿Qué? ¿Que me he pasado? ¿Que otro día piense en algo más fácil como hacer una puesta en común de nuestras ecuaciones de segundo grado favoritas?
Tampoco el otro miembro del dúo era lo que se dice idéntica que la serpiente de la película, reconozco que quizá he sido algo exagerada y en vez de ser una exótica serpiente, era un culebra tipo diputación provincial.
Y de ahí no paso ¿eh? Que no era un collar, ni un foulard, ni una ilusión óptica, era una culebra viva.
Y qué conste que soy la persona adecuada para reconocerlas, que de pequeña tuve dos encuentros traumáticos con dicha especie ¿eso es una especie? bueno, con esos bichos y me duró la impresión hasta que ... hasta que... hasta que vi por primera vez a una cantante indie.
Es de suponer que el cubo lo llevaba para meter al animalillo silvestre dentro mientras iba en el vagón, o mientras pasaba los torniquetes, para que no le hicieran pagar el abono transportes, que no está la cosa para fiestas.
2) Una cacatúa en el hombro.
Sí, sí, como cualquier lobo de mar que se precie. Que se precie de salir en una película de piratas de serie C.
Ya sabéis, como una coproducción hispano-italiana-húngara de los años 60, con el Mister Universo de ese año, con el pecho afeitado interpretando a un dinámico, a la par que inexpresivo corsario y la segunda dama de honor de Miss Turín intentando parecer una princesa secuestrada.
El mismo equipo artístico realizó después "Maciste contra los centuriones de oro", más tarde "Maciste contra la Momia" y ahora... bueno, mejor no os cuento lo que hacen ahora.
¿Os imagináis ese tipo de películas así como grimosillas? ¿No? Pues imaginaros a la cantante indie, que también da mal rollo.
Respecto al elemento animal, a lo mejor era un loro, o cualquier otro familiar cercano. Es que no tengo ningún trauma asociado a los pájaros parlantes y no puedo aportar mucho más, pero resumiendo: Que era un pájaro con tupé, vivito y coleando.
Bueno, en la cola no me fijé mucho, que soy una señorita, pero la cabeza la movía arriba y abajo, como cuando hace la gente cuando están en una reunión de trabajo y está el jefe (y ser humano del que depende su sustento) exponiendo algún apasionante tema sobre la sinergia y los plazos de entrega.
Es de suponer que el cubo lo llevaba para el alpiste o para que se escondiera el pobre animal, cuando se cansara de pasarlo pirata.
3) Una rata en el hombro.
Sí, una rata, marrón y con manchas, no he dicho un hámster, ni una cobaya, ni una ardilla en Halloween, ni ningún otro roedor que no acabara con dos tercios de la población europea por medio de la peste bubónica.
He dicho una rata repugnante. Vale, me he sobrado un poco, lo sé, lo sé, no hacía ninguna falta.
¿Porque qué falta hace decir "repugnante" si ya has dicho "rata"?
Otra posibilidad es que la rata no fuera suya, y sencillamente era la típica chica normal y corriente que iba por ahí con un cubo en la mano, y una rata espontánea que pasaba la vio y dijo "Mira, esta muchachuela es igualita que mi cantante indie favorita" Y se fue con ella.
Es de suponer que el cubo lo llevaba para, mira no sé, pero yo en su caso, lo utilizaría para ponérmelo en la cabeza para que no me reconociera nadie.
¿Que cómo llega alguien a pasearse por el metro de Madrid con una rata encima?
Pues a menos que fueran unas hombreras de rata creo que ... (la imagen comienza difuminarse y se oye una musiquilla que indique que empieza un flash back):
Hubo en tiempo no muy lejano, y una ciudad no tan lejana, en la que vivía una familia feliz.
El papá, la mamá y una dulce niñita de mirada candorosa.
Pero un día, los papás se quisieron echar la siesta, así que pusieron a su dulce hijita delante de la tele, donde el canal Disney emitía una película muy bonita en la que un cachorro de una especie escogida aleatoriamente, se hace amigo de un niño y juntos viven muchas aventuras.
Así que los padres, que dormían plácidamente, fueron despertados por la dulce voz de su dulce hija
- ¿Puedo tener un cachorrito?
- Eeeeh?
- Un perrito.
- No hija, no, que dan mucho trabajo.
- Pero, yo lo cuidaré, y lo bañaré y lo sacaré a pasear a las seis y media de la mañana, para que me secuestre algún pervertido y la portera me regañe por pisarle lo fregado.
- No, hija que no.
A partir de ese momento, la paz familiar se vio alterada, y la niña no cesaba en sus incesante súplicas (por eso no cesaba, porque eran incesantes, no sé si ha quedado claro).
Así, se han destruido muchas familias ¡Y menos mal que no había visto liberad a Willy!
Hasta que un día, a la hora del desayuno, en medio de un ambiente ya algo enrarecido la nena preguntó:
- Puedo tener... (momentos de tensión) ¿un gato?
Pero tampoco se podía, ni con unos peces, ni un hurón, ni un periquito, ni una boa constrictor, que ya se la había pedido la de la primera opción
Y al fin, un día, en medio de una batalla familiar que ya duraba años y que hecho que la madre se hiciera narcoléptica, y el padre filatélico, la hija preguntó:
- ¿Y una rata?
- ¿Y qué más? Dijeron los padres.
Pues por lo que parece, un cubo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)