Siguiendo con mi apasionante mudanza... ¿Cómo? ¿Que no os
parece apasionante? Pues seréis los únicos, porque todas las grandes
narraciones (libros, películas, chistes
de leperos…) están basados en el problema de la vivienda y sus avatares.
Qué mejor ejemplo que los cuentos clásicos europeos:
- Los tres cerditos: la dura búsqueda de una casa con mejores calidades.
- Blancanieves y los siete enanitos: cuando la única solución es compartir piso con un grupo de tunos bajitos.
- El cuento de la lechera: los que se apuntaron a una cooperativa de viviendas y aún están esperando.
- La Cenicienta: la que comparte piso y siempre le toca limpiar a ella.
- La princesa y el guisante: los riesgos de alquilar un piso amueblado
- Hansel y Gretel: cuando el piso es muy bonito pero la casera es una bruja.
Si hasta en la Biblia hay unos que se pasan unos 40 años
buscando casa, y no se puede decir que no mirarán por todas partes, hasta debajo
del mar.
Pero claro, en estas y en todas las historias, hay un
villano y la mía no iba a ser menos: que no todo fueron ayudas y hadas madrinas
disfrazadas de Señorita Romy.
En mi breve pero intenso proceso mudancero, me encontré con
varios malvados de los que se retuercen el bigotito y dicen aja-ja-já. Bueno,
más o menos.
Primera aventurilla: Érase que se era que, como ya había
decidido que no iba a llevarme ningún mueble a la nueva casa y a falta de coche
y ascensor, necesitaba que alguien se llevara estos trastos de mi casa.
Me dijeron que había una organización estupenda para mis
fines: iban a tu casa y se llevaban todo
lo que les pudiera servir para un mercadillo, gratis, y si había algo que
directamente era para tirar, te cobraban algo por llevárselo. Vale, parecía
perfecto. Hablé con ellos por teléfono y concertamos una hora y día.
Para empezar eran tres, al contrario que los Mosqueteros (que eran
cuatro) que en mi mini-piso, casi no cabíamos todos. Hacían de poli bueno y poli
malo, pero además se habían traído a un tipo que ni dijo ni una sola palabra,
así que más bien yo diría que eran “El bueno, el feo y el mudo”.
El que hacía de poli bueno era el que más o menos sonreía y
hablaba (poco) conmigo. El que hacía de poli malo debía saber que yo maté a la
señorita Amapola en la biblioteca y con el candelabro, porque me odiaba y cuando lograba superar el inmenso rencor que mi presencia le causaba me
decía - enfadadísimo - que eran voluntarios.
Uno de los motivos por los que quería irme de esa casa es
porque sucedían fenómenos paranormales ¿no os lo había contado? Oía voces,
músicas extrañas (sobre todo bachata) y ese día descubrí que además, yo misma
me estaba convirtiendo en un espectro, porque cuando les preguntaba algo a este
trío, no me respondían.
Aunque el encantamiento se rompía de vez en cuando, y se
dirigían a mí para quejarse de todo (sobre todo de ser voluntarios) y todo lo
que yo tenía era una auténtica porquería y a ellos les cobraban en el vertedero y que además como eran voluntarios...
Yo pensaba “Pues menos mal que no sabes que además está todo
embrujado, que si no”
Pero como había veces que no yo dejaba de aparecer antes sus
ojos, hablaban entre ellos y se oían cosas como "esto está bien", "sí, sí, está
bien".
Y cuando yo volvía a corporeizarme, decían "De aquí no se salva casi nada"
Al final me dieron el presupuesto:
- Bueno, esto serían dos horas de trabajo a 70 €: 150 €
¡Cómo han cambiado las matemáticas desde que yo estudiaba, cuando aún pertenecía al mundo de los vivos.
Siguieron ahí diciéndome que mis cosas eran una basura (y
ellos unos voluntarios) hasta que por fin se dignaron a contestarme cuando le
pregunté (ya para que se fueran, la verdad) al poli (semi) bueno:
- Vale, entonces son dos
horas por 70, que a mí me salen 140 y a ti 150 ¿no?
El que estaba enfadadísimo (voluntariamente, eso sí) me
dijo, a punto de partirme mi espectral boca:
- ¡La propina! Esa es la propina, porque si somos
voluntarios yo creo que nos merecemos una propina ¿no?
- Vamos que aquí todos sois voluntarios menos la propina.
Pero como esto lo dije cuando ya no era visible, sobre todo porque ya se
habían ido, porque yo soy una cobarde a la fuerza y voluntariamente, y como haga falta.
Total que al final pedí presupuesto (mucho más económico) a una empresa normal y
corriente de esas que la gente va a trabajar obligada, porque para que me
tomaran el pelo por lo menos que lo hicieran profesionalmente.
32 comentarios:
Oye, que buena idea. Dejaré de pagar autónomos y me dedicaré al voluntariado, que veo que sale a cuenta. Con un poco de suerte hasta podré desgravar mis obras de caridad.
Muy buena entrada XD
En los cuentos olvidaste el cuento de Ricitos de Oro, en el que una familia de osos normal y corriente tiene que hacer frente a una okupa.
Yo a la segunda vez que me dijese que son voluntarios le habría dicho que si querían se podían ir.
En mi casa la única que está a la fuerza es la gata.
solo les faltó que te ataran a las vias del tren mientras el tren se veia venir a lo lejos y ellos se retorcian el bigotillo. ah, y tambien estaba Rapunzel que queria irse del piso porque ya estaba harta de vivir ahi pero no podia porque habia firmado clausula de permanencia
Toda la problemática esta se explica perfectamente en el episodio 4 de la 3ª temporada de Breaking Bad: "Mudanza y Voluntariado". Claro que como no la has visto...
Un abrazo
Me he leído tu viaje a NY de un tirón y ahora la mudanza. No he parado de reirme. Gracias. Así yo también me ahorraré en psicoanálisis.
MJ
Mazcota: Y además podrás estar todo el día con gesto de ofensa permanente y colarte en las colas diciendo "oiga, que soy voluntario".
Gracias por comentar y espero seguir viéndote por aquí, pero siempre de forma voluntaria ¿eh?
Doctora: Muchas gracias, guapa. Es verdad ¡Ricitos de Oro era una okupa! viéndolo así, entiendo a la pobre, estando la vivienda como está.
Sí, le tenía que haber dicho "Pues voluntariamente has venido, pero obligado te vas a ir, majete"
Blackmount: Te juro que estaba escribiendo "Rapunzel" Es que me ha gustado y creo que tienes razón, esa chica era como yo (aunque con el pelo más largo): quería cambiarse de casa pero por una cosa u otra, nunca podía.
¡Las vías de tren! Se me había olvidado.
Uno: :-) Y fíjate que aún sin verla, sabía que trataría este tema (como cualquier otra película, serie...)
bss
MJ: ¡Qué bien, me alegra mucho que te haya gustado el viaje a Nueva York (porque yo he estado en Niuyor, no sé si lo habré mencionado antes) y que sigas leyéndome.
Espero que sigas visitándome.
¿Y de donde sacaste a esa gente, alma de cántaro? A mi, la segunda vez que me dijeran lo de que todo era asura (cuando antes les había escuchado decir que habías cosas que estaban bien) les hubiera echado de casa. Son unos aprovechados... aunque tal vez debería montarme algo así e ir de voluntario a las casas.
Chechu Rebota: Pues no quiero decir el nombre en público, pero son muy famosos y me los había recomendado una amiga como la solución a todos mis problemas.
Digo yo que dentro de la misma organización que no serán tan ... voluntarios.
No les eché porque:
a) Soy una cobarde
b) Estaba en clara inferioridad numérica
Me han encantado los ejemplos de cuentos clásicos: ha sido verdaderamente brillante. Y tus experiencias paranormales y con los "voluntarios" entre terrorifícas he hilarantes. Muy buena entrada, ¡Felicidades!
Ostras, cómo me he reído con la interpretación de los cuentos populares desde el punto de vista del problema de la vivienda. Pero qué bueno, Loque!!!
Oye, una pregunta: Y si eran voluntarios ¿por qué te cobraban lo que te cobraban con propina incluida? Las cosas son muy raritas.
Natalia D: Muchas gracias, de verdad de la buena, te lo agradezco.
Sí que fueron paranormales, sí.
Mónica Serendipia: Gracias, lo peor es que no me acordaba de ningún cuento (qué horror). Habrá una segunta parte, ya lo sabes tú...
Yo cuando decía lo de los voluntarios, me acordaba de un día que nos reunieron en la oficina a unos cuántos y nos dijeron
- Sois los voluntarios para probar este nuevo programa
Si lo sé, les digo
- ¿y la propina?
Yo una vez fui a ofrecer un sofá seminuevo y casi me lo tiran a la cara, los voluntarios. Un beso.
Susana: No me sorprende, yo conseguí (sí, conseguí) regalar a otros voluntarios unos libros (novelas y en buen estado, nada de "Memoria expositiva del Banco Santander 1965") y si no me dijeron 20 veces que me estaban haciendo un gran favor y que claro, estaba tan lejos y eran tan pooocos libros (unos 50 o así).
Y no llames a un sitio de venta de segunda mano que también tienen un cabreo los pobres!!
Y en las bibliotecas no se ofenden, pero vamos, que no recogen los libros ni por equivocación.
Yo sigo pensando si con "voluntarios" realmente querían decir "empleados a tiempo parcial que ahora mismo están ejerciendo a tiempo completo por el mismo sueldo", porque yo también tengo otro concepto del hecho de hacer algo voluntariamente. Lo de la propina ya me deja a cuadros.
Es una pena que los "voluntarios" o demandantes de solidaridad actúen de esa forma. Aunque no es lo mismo, en una de mis últimas visitas al hipermercado me placaron los del banco de alimentos y el muchacho de turno casi me encasqueta la bolsa en la cabeza para que la llenara con algo y lo entregara a la salida. Lo habría hecho de mucha mejor gana sin esa presión añadida, algo que no comprenden muchos "voluntarios".
saluditos!
Lillu: Ahí te he visto, que para ser voluntario tampoco vale todo el mundo, y se atrapan más moscas con miel y algún otro tópico más.
Vamos, que las tácticas de hacerte sentir culpable, regañarte o directamente coaccionarte, no funciona (por lo menos conmigo).
Y lo de la propina alucinante... que hombre, la tabla del dos todavía me la sé.
Y Rapunzel, que tenía casa sin ascensor, y Pulgarcito, que como no cabían los echaban a él y a todos sus hermanos al raso a dormir, y Pulgarcita, que vivía en media nuez. Tienes razón, todos tenían problemas de vivienda.
A nosotros nos pasó algo por el estilo, también vinieron voluntarios en la última mudanza para llevarse una librería y nada más verla dijeron que qué va, que eso pesaba mucho. Luego, que por 300 euros se la llevaban generosamente. Declinamos la generosidad y la fuimos tirando poco a poco a la basura.
Los 20 años que estuve de encargada de la Biblioteca del Instituto acepté todos los libros que me trajeron (bueno, las Memorias del Banco de Santander, no). Pero ahora mis seguidoras creo que están tirando muchos a la basura...
A ver, cómo te pongo esto para que entiendas que me partí de risa leyéndote. A ver que lo de convertirse en espectro y la propina que no es voluntaria, pero ellos sí... bueno, mis carcajadas hicieron temblar el Starbucks en el que estoy. Aquí vengo cuando mi marido me hace favor de cubrirme cuidando a la niña, así tengo paz por unas horas :D
Sigue escribiendo así, que me haces feliz :)
Pues yo recuerdo con divertido horror haber bajado por la escalera un asiento butaca del salón, y como no podía con él me senté y lo dejé deslizarse frenando contra la pared esa del descansillo pequeño... mitad con el asiento (conserva la marca de guerra) mitad con el pie (la marca le duró una semana)Pero chica, cobraban un extra por bajarlo que no había ascensor!
Me ha gustado lo de los cuentos, si un día oyes a alguien usarlo como ejemplo... seré yo
Besos
Jane Jubilada: Es verdad, el no tener ascensor la llevó a una decisión tan desesperada como utilizar la trenza de montacargas. Eso sí que es un drama inmobiliario!
Pulgarcita vivía en mi casa? Porque es más o menos lo mismo, media nuez.
¿¿300 euros? Mi mudanza entera (incluyendo tirar esos muebles que estaban bien-mal) costó poco más.
Ya no es que tiren los libros a la basura (ellos) es que no quieren que los lleves, ni aunque sean incunables, no los aceptan y punto.
Yo ya no preguntaba en ninguna parte después de tanta negativa, malas caras y recriminaciones (yo no sé si la mafia para librarse de un cadáver encuentra tanto rechazo)
Madre Exilio: Muchísimas gracias, de verdad, cómo me gusta que me digan estas cosas (por eso sigo escribiendo, no te creas)
MientrasLeo: Ay, que bueno, inventaste el tobogán-tresillo. Me alegra que sobrevivieras y entiendo el invento, yo ya pensaba en soluciones muy desesperadas.
Gracias, espero que me plagies pronto. Digo ... que me homenajées citando la fuente ;-)
¡Por diooooos! ¡Qué hartón de reir!
Me ha encantado la comparativa con los cuentos y los otros que han ido añadiendo a la lista en el apartado de los comentarios.
Hoy en día es dificilísimo que te acepten libros. En las bibliotecas ni hablar. Cerca de mi casa hay una librería que ya no los compra ni a precio de saldo, pero sí aceptan "donaciones" El tema es dónde piensan almacenarlos, pk entras de perfil y paseas entre enormes torres de libros k apenas puedes ojear.
Gracias por escribir con ese sentido del humor, nos alegras la vida.
Utopía: Tú sí que tienes buen gusto, pardiez.
No dudes en recomendarme por ahí, y eso que no recibo dinero ni nada, ya sabes, lo hago voluntariamente.
Yo los regalaba, la cosa es que vinieran a buscarlo y nada, nada, nada.
Estoy de acuerdo con Mazcota, con lo que cobran es mucho más productivo dedicarse al voluntariado. Además, teniendo en cuenta lo que te ahorras en otras pagamentas, creo que es hasta un negocio redondo. ¿Es esto a lo que ahora se le llama ser emprendedor? ;)
P.D: ¿Como puedes poner en duda, ni por un minuto,que no nos resulte total y absolutamente apasionante tus aventuras mudanciles, si las esperamos como el maná que cae del cielo?
Isabel Hernández De todo habrá en la viña del Señor, pero estos que exigen propinas... no dan muy buena imagen del voluntariado.
Lo del maná viene por Moisés que fue ese agente inmobiliario que tardó 40 años en encontrarle casa a sus clientes ¿no?
Ayyy estos voluntarios que te obligan por la fuerza a darles la propina! La verdad es que menudos elementos que debían de ser. Menos mal que al final unos profesionales involuntariamente pudieron acudir por el mismo precio a llevare esos muebles.
La verdad es que la mudanza está dando para muuuuucho!! :))
(si lo que no te pase a ti...)
Isi: Sí, los que vinieron obligados eran más agradables y más profesionales (claro, como no eran aficionados) y no me exigieron la propina ni nada.
Realmente, mi vida es un sainete. Sin gracia, pero sainete.
Qué bueno, Loque, todo, pero sin duda tu gran hallazgo en esta ocasión es ese descubrimiento filológico-folklórico: que los cuentos clásicos se basan todos en el problema de la vivienda. Podrías escribir una tesis. Pero tendrías que incluir también a Caperucita Roja, porque sus problemas empezaron también por ir buscando una casa. Si es que está claro.
Ángeles: Muchas gracias, mujer de incontestable buen gusto.
Es verdad, Caperucita sufrió mucho por culpa de aquel agente inmobiliario sin escrúpulos y terminó viviendo en casa de su abuela.
Te compadezco si has hecho mudanza por esos fenómenos extraños que cuentas.
Yo de esos tengo unos cuantos y muchas veces pienso que me quiero ir pero luego me da pereza. Y como el ente que los provoca solo se manifiesta de vez en cuando vamos tirando pero el día que aparece...
Ojalá mi ente fuera invisible y mudo que yo sería mucho más feliz.
El voluntariado ya no es lo que era pero claro con el tiempo esos serán los contratos que tengamos que firmar para trabajar.
Mae Wom: Sí, la razón principal han sido los fenómenos extraños, bueno, en mi casa eran de lo más habituales, lo extraño era tener un poco de paz.
Un ente silencioso, sí señora, eso es lo que yo pido!!
"soy una cobarde a la fuerza y voluntariamente, y como haga falta."
¡si es que somos almas gemelas querida Loque!
me he reído mucho de tus aventuras. Tienes toda la razón: los cuentos son puros problemas de vivienda. Que ya te lo han dicho también otros comentaristas. ¡Lo que descubre uno contigo!
un beso,
Ale.
Bibliobulímica: Gemelas en todo, me consta porque te he visto en foto y sé que eres muy bella.
Bueno, y por la cámara esa que tengo, ya sabes... hoy te ha quedado muy bien el pelo.
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