Podéis pinchar aquí si queréis conocerlas y de paso, me podréis ayudar en mi recuento de maridos pasados, que a estas alturas no me acuerdo de cuántos fueron.
A ver, que a veces me casé y a veces no, y que también me podríais ayudar a contar cuántos corsés tuve, cuántas profesiones desempeñé, cuántos vecinos aficionados al noble arte del zapateado, cuántos vecinos encantadores (esto se cuenta rápido), cuantos gatos que se llamaban Michi, cuántos hijos pecosos o cuántas muelas del juicio me quitaron, pero pensé que tenía menos gancho comercial, y además seamos sinceros ¿Quién lleva la cuenta de las veces que se ha casado en la vida?
Todavía contar lo de los corsés...
Ginebra, Suiza (cantón arriba, cantón abajo). Un momento indeterminado del siglo XIX
Nací en el seno de una familia de posibles y la mayor parte de mi infancia transcurrió sin muchas novedades, más allá de la preceptiva muerte prematura de mis amados padres y posterior crianza en casa de unos tíos lejanos.
Y es que en aquellos tiempos era una gran vergüenza para una jovencita de buena familia que aspirase a heroína romántica no haberse quedado huérfana en la más tierna infancia.
El paquete completo hubiera sido que mis tíos fueran malísimos y me encerraran en un ala pavorosa de su mansión, o por lo menos en un internado lleno de sádicas profesoras... pero no tuve suerte en eso y me tuve que conformar con criarme rodeada de todo tipo de comodidades y del cariño sincero de mis parientes.
En fin, que tuve que renunciar a convertirme en atormentada protagonista de alguna fantasía romántica y conformarme con educarme para ser un "ángel del hogar" y una "adorable criatura". Resumiendo: una pavisosa del quince.
Bueno, del diecinueve.
Ni siquiera me concedieron el inquietarme sobre si encontraría o no marido y de qué calaña, porque siempre se dio a entender dentro de la familia que tarde o temprano me casaría con mi primo (lejano ¿eh?, primo le-ja-no) Víktor, que por lo menos podía haber tenido el buen gusto de ser un señorito tarambana que me hiciera llorar mucho y sufrir por su amor, o algo así, pero nada, ni eso me quedaba.
El muy sosainas era un modélico estudiante de medicina en Baviera que ni sufría por estar enamorado de otra, ni era iracundo, ni desdeñoso, ni jugador, ni nada. Con deciros que cuando servían pollo lo que lo mismo le daba muslo que pechuga...
Si hubiera vivido hoy en día, seguro que me hubiera regalado peluches todos los sanvalentines, de esos que llevan un cartel que pone "I love you" o algo aún peor. Si es que existe tal engendro.
Hubo un momento, al finalizar sus estudios que postpuso - quizá demasiado - la fecha de la boda y por un momento albergué esperanzas sobre que aún podría protagonizar algún terrible drama, pero nos casamos y que si quieres arroz Catalina ("Que si quieres arroz, Catalina" se decía mucho en la Suiza del diecinueve, como todo el mundo sabe).
Yo y el candor (en aquellos tiempos gastaba pelazo) |
Hechos estos que suelen ir de la mano, quién sabe por qué.
En fin, que fue un día que produjo un gran alborozo en todos, con deciros que cuando mi reciente marido y yo abandonamos la fiesta seguíamos escuchando desentonados cánticos de la zona. No os puedo decir exactamente cómo eran pero sonaban más o menos como ... A ver... ¿Recordáis la canción de la taberna de La Guerra de las Galaxias?
Sin embargo yo, aunque sonreía con virginal candor (signifique eso lo que signifique) disimulando, me sentía frustrada en mi interior, al ver alejarse cualquier opción de ser una heroína trágica.
Ahora que lo pienso, hubo momentos que mi primo (lejano) se me antojaba algo más taciturno (que es como las personas de bien llamábamos entonces a sufrir dificultades en el tránsito intestinal) que de costumbre desde que volvió de la Universidad de Ingolstadt, pero lo atribuí al cambio de aguas y al cansancio producido por haber aprendido a deletrear correctamente Ingolstadt.
Pero mira tú por dónde mi noche de bodas iba a dar un giro completo a mi existencia.
Noooo, no os emocionéis, que mientras mi pichoncito pasaba un tiempo singularmente largo en ponerse el camisón ese tan sexy que llevaban entonces los caballeros, una horripilante criatura de más de dos metros, rasgos deformes y unos costurones que causaban terror (y que tantas veces he visto en mis vidas posteriores como resultado de chapuceras operaciones de apendicitis) irrumpió en la habitación.
Si no os acordáis de cómo empezó este párrafo, tranquilos, yo tampoco.
Resumiendo una escena que resultó ciertamente desagradable, la monstruosa criatura segó mi vida de una forma especialmente cruel, y no lo digo por el abundante el baño de sangre, sino porque incluyó que lo último que escuché en mi vida fuera la musiquilla esa de la cantina de "La Guerra de las Galaxias" (que ya hay que tener mala fé).
¡Resulta que mi maridito, en la universidad, se había dedicado a dar la vida a un cadáver en sus ratos de ocio! Que es lo que tiene la carrera de medicina, que deja muchos ratos muertos (je-je "muertos" ¿No os hace gracia? ¿Seguro?).
Y pensar que un día me confesó que había cometido un terrible error en su vida de estudiante y yo creí que le daba vergüenza decir que se había hecho de la Tuna (que es para sentir mucha vergüenza, en verdad).
Aquí una impostora. La única novia de V.F. fui yo |
a) Al final cumplía con mi vocación de damisela con trágico destino.
b) Nos había ahorrado a ambos un largo, endogámico y aburridísimo matrimonio con un pariente (por muy lejano que fuera).
c) Tampoco hay que enfadarse con tu marido porque haya creado una Criatura desorientada para después dejarla abandonada a su suerte hasta que se convierte en un monstruo sediento de sangre, que desde luego "hoy en día las parejas no aguantan nada".
d) Peor hubiera sido lo de la Tuna.
Y por eso se dice aquello de "Hacer el primo".
30 comentarios:
No, desde luego: las parejas hoy día no aguantan nada. Supongo que a fin de cuentas has tenído todo lo que querías y más, ¿no? Porque no has necesitado esfuerzo ninguno, todo te ha venido que ni regalado. Y yo que esperaba que en algún momento fueras a vestirte de látex y a usar un látigo contra los enemigos del amor y la justicia...
Sin duda un maridito más que apañado ;)
Veo que la ausencia no te ha afectado nada, nada.
Besos
Te evitaste tener que intimar con un señor con gorro de dormir, experiencia traumática donde las haya. Estoy seguro de que tu primo te dedicó una sepultura monumental con un sentido epitafio Un monumento alegórico a tu virginidad, lleno de algelotes, que se convertiría en lugar de peregrinación de jóvenes románticos con instintos suicidas y jovenes ultracatólicas seguidoras de Tamara Falcó. Y ahora perdoname que me voy a ver tus otras vidas a ver si me gustan tanto como esta.
Un abrazo
Muero de risa con tu post y muero de risa con el comentario de Uno.
Pero yo creo que tu marido el científico loco sólo quería lo mejor para ti. Piensa que, como damisela del XIX, te iba a esperar un parto SIN epidural. Tu marido te lo quería ahorrar fabricándote un hijo ya hecho. Vale, que luego el muchacho no era precisamente guapo y salió un poco rebelde, pero para eso estaban los internados, ¿no?
Holden: ¡Desde luego! Si no estás dispuesto a que tu pareja cree un ser a partir de cuerpos muertos y al final te ataque y cercene tu vida ¿¿qué estás dispuesto a "aguantar"?
pd. Yo tenía una compañera con no más de 30 años que aún decía estas mememeces. Lo del "aguante", no lo de los cuerpos muertos reanimados.
Ay, en siglos pasados las mujeres - en general - actuábamos poco, y aún menos con látex y látigo, aunque quién sabe si no fui Catwoman en alguna reencarnación, por lo menos sé que seguro que Halle Berry sí que lo haría.
Pilar V: Sí, para crear vida en cadáveres era bastante apañado, la verdad.
Pd. Gracias, gracias.
Uno: Sí, lo del gorro de dormir no parecía muy prometedor. Anda, pues sí que me debieron hacer un monumento mortuorio de lo más decadente, me encantaría (no) verlo pronto (ni tarde)
pd. Yo también me declaro fan de tu comentario.
Estíbaliz Burgaleta Anda, pues tienes razón, si el tontaina de mi primo (lejano) hubiera metido "al niño" en un internado nos hubiéramos librado de él, digo, le hubiéramos dado una magnífica educación que le hubiera convertido en un elemento útil de la sociedad, al estilo José Fernando.
Qué vida más dura la de la esposa de un científico loco decimonónico. Creo que la mujer de Thomas Edison también debió vivir bastantes tragedias por los experimentos de su marido: él se pasaba todo el día rodeado de bombillas cuando, lo que le gustaba a ella, eran las velas (mucho más románticas, donde va a parar).
Pues eso, que has tenido unas vidas pasadas muy intensas. Y ahora mucha labia para contarlas. Me encanta. :D
Gracias, Loque, por esta maravillosa historia de risas y decepciones (las risas para mí; las decepciones para ti).
Menos mal que al final vino el monstruo y te salvó del otro monstruo, el del aburrimiento y la vida anodina. Seguro que no le guardas rencor al soso de tu primo (lejano).
Tarambana: Nunca lo había pensando, pero realmente Edison iba por ahí sembrando vientos, entre la de gente a la que al parecer les robó las patentes y su santa, que no encontraba un momento para el romanticismo...
Algunas vidas fueron más aburridas, pero os cuento las más entretenidas.
¡Y muchas gracias!
Ángeles: Gracias a ti por tu apoyo, y por no olvidarme a pesar de mi desaparición "virtual".
Sí, yo también creo que mi futuro como esposa de un pariente (que además tampoco tenía mayor interés en mi persona), además aficionado a andar enredando con carne pútrida... no sé, pero no creo que hubiera sido del todo feliz(ota).
Gran historia :)
Hoy en día ya no hay científicos locos porque perdieron su batalla contra la tuna. Ambos gremios competían por ver cuál era más dañino, de hecho los pueblerinos que se ven en estas historias armados con horcas y antorchas son en realidad miembros de la tuna.
Doctora: Muchas gracias, una vez más, tu comentario supera a mi entrada de largo, y además nos explica por qué ya no hay científicos locos, y a qué tanta saña en los lugareños.
Estoy pensando que aunque lo de la horca siempre me ha dado muy mal rollito, me daría más miedo la pandereta, la verdad.
¡Ay, ay, ay! Mi querida Loque, lo que me has hecho reír esta noche con una de tus vidas pasadas.
Que eso de los matrimonios entre primos (lejanos) no deja nada bueno, por donde se le mire.
Y qué tal si en lugar de matarte la creación de tu esposo te toma por esposa y luego tendrías hijos cosidos... no, creo que lo retorcí de más...
OR2: Muchas gracias! Me alegra que te haya hecho reír. Yo me he imaginado que tenía unos hijos cosidos y mi primera imagen ha sido unos muñecos de trapo tipo Raggedy Anny y oye, pues son monos ¿no?
http://www.raggedy-ann.com/ap36p70th.html
Gracias por el rato tan divertido que he pasado con esta otra vida tuya. Espero con ganas la próxima ¿de tuna?
Bonito. Pero, claro, un poco decepcionante ese desapego por la Tuna. Por esa diferencia que hace de nuestra universidad un ente único y caballeresco que proclama la rancia antigüedad de nuestras facultades. Porque no me negarás que los tunos tienen facultades, por lo menos el de la pandereta. Que da gusto verlo.
Saludos y feliz vida nueva.
Coincido plenamente, habría sido peor lo de la tuna. Por lo demás, aunque se te debe echar la bronca por tardar tanto en actualizar se agradece muy mucho cuando lo haces.
¡Salud y saludos!
Natalia D: Gracias a ti por pasarte y no sé por qué, pero creo que no oiremos por aquí "Clavelitos", o quizá sí.
Soros: Facultades tienen, eso no se puede negar. Por lo menos una. Al de la pandereta es posible que le hayan echado de más de una.
Saludos! "québuenoqueviniste"
ExSeminarista ye-ye: Las grandes mentes piensan igual, qué duda cabe: toda una vida de endogámico matrimonio oyendo anécdotas de la tuna hubiera sido mucho peor que una muerte rápida y a tiempo.
Acepto la bronca y me place vivamente verte por estos lares.
Te agradezco que no hayas incluido a la tuna porque soy un espíritu sensible. El final me ha hecho sufrir, yo confiaba en que te fugaras con la criatura... (soy una romántica incorregible)
Mona Jacinta: Es cierto, con "la Criatura" a lo mejor no me hubiera ido mal, porque era un ser sensible con una gran facilidad para los idiomas (según el libro, no el cine).
Mira, yo creo que mejor que con un primo (lejano) soseras.
Y desde luego, mucho mejor con un tuno. Dónde va a parar.
Desde luego, mucho peor la tuna. Encantadores esos mad doctors ¿qué sería del cine clásico de terror sin ellos?
Por si quieres echarle un vistazo, yo también me imaginé una noche de bodas en casa Frankenstein con este relato muy cortito:
miquel-zueras.blogspot.com/2009/.../noche-de-bodas-en-la-mansion.htm...
Saludos!
Borgo.
Miquel Zueras: Pues sí que se lucía "la Criatura" en las noches de boda, no eran lo suyo, desde luego.
Pero sí, en todo caso, la intervención siempre mejor que la de la tuna.
Al hablar de mad doctors me he acordado de "Monstruos contra alienígenas" ¿La conoces? Es genial!
¡Sí!!! Muy buena. Hay muchos guiños a la ciencia fición clásica de los años cincuenta. Dicen que se está haciendo "Monstruos contra alienígenas-2", a ver si es verdad.
Saludos!
Borgo.
Miquel Zueras: Espero que en esa segunda parte veamos si hay algún futuro entre la criatura viscosa (no recuerdo su nombre) y la gelatina que le dio un número de teléfono falso ;-)
Muy, muy bueno!! No me esperaba ese "terrorífico" desenlace para nada. Muy bien traído y qué decir de tu forma de contarlo. Magnífico. Enhorabuena.
Me ha encantado lo de "pero no tuve suerte en eso y me tuve que conformar con criarme rodeada de todo tipo de comodidades y del cariño sincero de mis parientes." Buenísimo.
Charly Hell: Muchas gracias, en realidad el desenlace se lo debo a una tal Mary Shelley, o a su Santo, que al parecer escribió la mitad del libro.
Oh, sí, lo de ser la única huerfanita del S. XIX que fue a dar con unos parientes que la querían y trataban bien, fue un duro golpe.
jajaja quién te iba a decir que, después de esa decepción con tus parientes, por haberte dado comodidades y cariño, iba a ser el marido sosipavo el que te daría ese final trágico que tanto ansiabas. Además fue en el momento justo, porque hubiera sido una desgracia morir soltera en aquella época jaja
Isi: Cuánta razón tienes! En el XIX era más grave para una mujer no casarse que ser asesinada por un monstruo hecho de costurones.
De hecho yo he conocido gente en el XX que opinaba más o menos lo mismo. No digo en el XXI porque hay gente que se ha quedado hace un siglo... o dos.
Sí, peor hubiera sido que se hubiera unido a la tuna, porque imaginate que estás en medio de vuestra boda y de repente ¡CHAS! allí aparece la tuna con su guitarrica, la mandolina, la pandereta, sus saltos ridículos, cantando a gritos y pidiendo la propina por "amenizar" sin que nadie les pidiera (valga la redundancia) nada mientras acaban con todas la existencias de vino en la zona.
Además, esta historia es un buen ejemplo de que si se desea algo con mucho ímpetu, al final se cumple: una vida taaaaaaaaaan aburrida solo podía tener un final de lo más dramático.
Chechu Rebota: Ciertamente hubiera sido peor. La mayoría de la gente no estaba de acuerdo hace unas décadas, por eso, cuando en el gran referéndum mundial que se celebró en 1895 sobre si era mejor que en las bodas irrumpieran monstruos que mataran a la novia o los tunos de la facultad de teleco cantando "clavelitos", ganó lo segundo.
Aunque yo voté lo contrario, que conste.
La tuna, la tuna es lo peor. Vamos, no hay color ni punto de comparación!!! Antes la muerte!
Besos
Hola disculpa por la irrupcion, bueno creo que me he rendido al intentar reparar el cocodrilo sacamuelas, mmm imaginen unas olimpiadas mixtas donde mujeres y hombres compitan por el mismo deporte pero juntos.
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